Lo
prometido es deuda, la receta de hoy es la compañera del coulis de fresa que
hicimos el lunes.
Hija
de Cuentacuetos… Cuentista.
De
tal palo… tal astilla.
Fill
de pato… patet.
Dime
con quién andas… y te diré quién eres.
Perro
ladrador… poco mordedor. ¡¡Ay no, ese no tiene nada que ver!!
Ya
podéis imaginar que paso muchas horas en la cocina, cuando salgo de ella suelo
leer libros y revistas de cocina, en la tele veo Canal Cocina y cuando voy por
la calle… lo habéis adivinado, no me veréis parar en un escaparate de bolsos.
De
hija Cuentista… hijo minichef.
A
mi pequeño le encanta cacerolear conmigo, he tenido que oír salir de su boca
(de 6 años) perlas tipo “mami, hoy voy a crear un plato” esa creación fue poner
salsa en un plato para mojar patatas fritas, pero su vocabulario indica que
debe dejar de ver programas tipo Masterchef.
Cerca
de casa tenemos una ludetoca estupenda llamada "El río de la Pila", en la que los niños disfrutan muchísimo y muchas tardes se realizan talleres infantiles de los más divertido. Hace poco
prepararon uno de cocina con el nombre de “Merienda de muffins de chocolate y
tortitas”.
Si
mi padre me ve usar la palabra “muffins” me deshereda ya que en mi casa solemos
utilizar una palabra que muchos han olvidado MAGDALENA, el tema de los
anglicismos es de los picajosos en casa, mi padre no logra comprender el motivo por el
que un nombre como “Sean Connery” se puede pronunciar “SHIN” “SHON” o “SHAN”
dependiendo del presentador o locutor que esté hablando. Mi madre por su lado no ha superado el trauma al enterarse de que uno de los considerados mejores escritores de la historia, un tal "Chespi” fuera en realidad
“Shakespeare” de quien había leído varias obras. Por lo que al final en casa las palabras se leen como se escriben, es decir Hollywood es ollibood
Y
allá que nos plantamos una tarde Patri, Soraya, Marino y yo, con nuestros
minichefs. Los muffins estaban ricos. Pero las tortitas merecen el título de
ESPECTACULARES, una receta increíblemente fácil y con la que no fallará nadie.
Lo habitual es preparar las tortitas con leche y azúcar, la receta que os
traigo está hecha con leche condensada y agua.
Por
favor, hacedlas. No será la última vez que merendaréis estas tortitas, si
tenéis peques en casa van a disfrutar de lo lindo con ellas, os las pedirán
muchos días.
200 ml. de leche condensada.
200 ml. de agua.
200 gr. de harina.
3 huevos.
3 cucharaditas de levadura en polvo tipo Royal.
1 cucharada sopera de aceite.
Mantequilla para manchar la sartén y cocinarlas.
Manos a la obra:
1. Diluir la leche condensada en el agua. Reservar.
2. Batir los huevos y añadirlos a la mezcla de la leche condensada junto con la cucharada de aceite.
3. Añadir la harina y la levadura.
4. Mezclar bien y dejar reposar 30 minutos.
5. Calentar la sartén con un poquito de mantequilla y echar un cacito de la mezcla. Dorar por ambos lados.
Moraleja: Es tan difícil confundirse con estas tortitas que las he preparado ésta semana, como sale mucha cantidad decidí hacer la mitad de los ingredientes.
Lo primero que hice fue mezclar la leche con el agua. Sonó el teléfono. Cuando colgué ya no recordaba que estaba haciendo la mitad de la mezcla y puse TODA LA CANTIDAD DE HARINA, LEVADURA Y HUEVO. Tuve la sensación de que me habían quedado un poco más densas y menos dulces de lo habitual, pero como había mucho... preparé unas pocas en un "tupper" (recipiente con tapa para mis padres) y se lo llevé a Pablo y Silvia (mis amigos de patio) para que las repartieran con sus peques y me dijeron que estaban muuuuy ricas.
Por lo que ya veis, hacedlas sin miedo a equivocaros, ¡¡OS VAN A QUEDAR BIEN!!
Y colorín, colorado, ésta receta se ha acabado