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Érase una vez... Crema de queso.



Hoy quiero dedicar el cuento a una persona que llegó a mi vida a través de otra persona que llegó a mi vida a través de otra… Va por ti Juan.

Érase una vez una Cuentista con unas piernas de infarto, de infarto de corazón por los muchos problemas de circulación y varices que tenía.

Le aconsejaron que fuera a una masajista que trabajaba muy bien y que además de lo físico también trabajaba con las energías de las piedras y con las energías del cariño. Hace años que Mari Ángeles salió de mi vida y por supuesto no sabrá que hay un cuento que habla de ella y del hueco que todavía ocupa.

Durante los masajes Ángeles me hablaba muchas veces de Pepa, decía que llevábamos una vida muy parecida. Pepa es una ginecóloga de Madrid que se vino a vivir y a casarse a Santander, que vivía en una casa de piedra pegada a un río, exactamente igual que había hecho yo. Ángeles siempre me decía que quería presentarnos y ese día no llegaba nunca.

Hasta que llegó.

La Cuentista tuvo que pasar muchas peripecias para que el pequeño minichef llegara a este mundo y en una de sus estancias en el hospital mientras charlaba con Ángeles entró Pepa para hacer las visitas del día. En esas circunstancias nos conocimos, ahí coincidimos las tres. Ella se encargó a partir de ese día de mi caso.

Nos caímos bien de manera inmediata. Pepa nos invitó a su casa y ese sábado conocí a su familia. A Juan y a su hija Marta (con el tiempo llegaría Elena). 

Aunque ellos ya no ocupan la misma vida, Juan sigue ocupando la mía. Los años han ido pasando y nos han ido uniendo (aunque hablemos menos de lo que deberíamos). Nos hemos apoyado y hemos intentado ayudarnos cuando ha sido necesario.

La receta que vamos a preparar hoy me la enseñó Juan y he de decir que Juan es un cocinero estupendo y uno de los mejores padres que he conocido en mi vida. No me extraña que sus pequeñas sean maravillosas, Juan sabe alimentar su tripita y su corazón.

Ésta receta la hizo una Nochebuena que pasamos juntos porque nuestras familias estaban lejos. De esa cena salieron dos platos que sigo preparando con “relativa frecuencia”, uno lo preparó él y otro lo preparé yo.

La de Juan es una salsa de queso que al enfriar (si llega) se convierte en una crema para untar deliciosa para los amantes del queso. Probablemente es de las recetas que más veces preparo porque es un éxito absoluto siempre. He debido dar ésta receta cientos de veces.

Yo preparaba una salsa de queso mucho antes de probar la de Juan y me salía buena, pero él me enseñó a prepararla con cebolla y olé, olé y olé. Para esa Nochebuena Juan hizo unas setas en la chimenea y las salseó en caliente, para chuparse los dedos, os lo puedo garantizar. El convertirla en crema de untar fue una casualidad, un día la hice en casa, sobró y la guardé en el frigorífico para el día siguiente y cuando fui a utilizarla me la encontré sólida.

Preparad ésta receta, no dejéis pasar la oportunidad de meter a Juan en vuestra vida. Ojalá tengáis la misma suerte que yo y os llegue un poquito de su energía.

De la despensa:



                      
200 gr. de queso picón (roquefort o azul).
1 cebolla pequeña o media grande.
200 ml. de nata líquida.
Sal.
Aceite.

Manos a la obra:
1. Picar la cebolla menuda.
2. En una sartén no muy grande, echar un chorrito de aceite y pochar la cebolla con un poquito de sal.
3. Cuando la cebolla esté pochada, añadir el queso picón cortado groseramente en trozos, remover con una cuchara para que se vaya deshaciendo el queso. No os despistéis, se pega rápido en el fondo.
4. Añadir la nata.
5. La salsa irá reduciendo y espesando, probar el punto de sal y añadir un poco si fuera necesario, no suele ser necesario porque al reducir con el queso picón suele ser suficiente.
6. Retirar del fuego.
7. Guardar en un recipiente con tapa en el frigorífico hasta el día siguiente. Dura un par de semanas sin problema.


Y colorín, colorado... esta receta se ha acabado.

Moraleja: Si la usáis recién hecha como salsa para un solomillo, coged pañuelos para secaros las lágrimas de dicha.

En Cantabria el queso picón es muy común, yo compro uno que está recubierto con hojas de castaño o roble, para mí es el ideal y creo que en cualquier supermercado de España se puede encontrar, si no es así… el queso roquefort o el azul es un sustituto estupendo. 





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