Normalmente
no me resulta difícil escribir cuentos, para eso soy hija de la madre
Cuentacuentos, pero hoy debo padecer el mal del escritor. El de la página en
blanco. Supongo que será porque hoy no me siento Cuentista.
Hoy
me siento tía. Hoy es el cumpleaños de Laura, mi sobrina, mi miniyo.
Laura
es una fotocopia pequeñita de la
Cuentista , un precioso bichito que hoy cumple 9 años rodeada
por la magia de otros cuentos, de princesas con vestidos preciosos y largas
melenas, está en Disneyland París.
FELICIDADES
LAURA… disfruta muchísimo y guarda recuerdos para contármelos cuando nos
veamos.
Hace
dos veranos cogimos una bonita costumbre, vinieron a pasar unos días a la
cabaña y por la noche cuando se iban a la cama, me acostaba un rato con mis dos
Minicuentistas, uno a cada lado y les contaba un cuento. Al escribirlo acabo de
darme cuenta… Sin querer me convertí por unos días en la madre Cuentacuentos,
la que acostaba a sus dos hijitos con ella…
Los
Minicuentistas siempre disfrutan oyendo mis cuentos, los mejores son los contados
por fascículos, con aventuras distintas cada día. Pero ese año descubrimos que
sus favoritos son los de las historias verdaderas, las travesuras que Pablo y
yo (sobre todo yo) hacíamos cuando éramos pequeños. Nuestras historias.
Hoy
no puedo ver su carita, su regalo es estar rodeada de cuentos y yo quiero
regalarle uno. Uno que es una historia verdadera, entre ella y yo. He decidido
buscar en el bolsillo de los recuerdos preciosos y he encontrado uno escondido
durante 9 años.
Érase
una vez una Minicuentista que se llamaba Laura y durmió por primera vez fuera
de casa. Sus padres celebraban su aniversario de boda y decidieron salir a
cenar a su restaurante favorito.
La
primera noche como mujer independiente de Laura fue a los casi 5 meses de nacer
y esa noche la pasamos juntas. La primera vez que se separó de sus padres fue
para dormir a mi lado en la cama. Por la mañana al despertar y mirarnos me
dedicó una de sus preciosas sonrisas, yo recogí el momento y me lo guardé en el
bolsillo del que hoy lo he sacado para ella.
Sé
que es un cuento muy breve, pero el recuerdo es muy grande y jamás se lo había
contado. Te regalo mi recuerdo Laura. No olvides nunca que detrás de tus padres
siempre estaré yo esperándote.
Te
quiero Minicuentista.
Y
colorín, colorado… ésta receta se ha acabado.