Hoy toca una entrada de “Todos
escribimos cuentos…”
Lo reconozco. Me encantan.
Éste es el segundo blog que
empiezo, el primero lo publiqué hace ya más de dos años… y por supuesto no hice
nada con él. Solo hice una entrada y abandoné. Tenía claro que quería que ésta
vez fuera diferente. He pasado meses preparando entradas, buscando información,
llevo más de 200 notas en el teléfono con temas que quiero tratar, recetas,
ideas… una verdadera locura.
Me quedan muchos temas por
tratar, técnicas de cocina, decoración de la mesa, el arte en la cocina (un
espacio en el que hablaré de películas, libros, objetos curiosos…), cocinas
especiales, ¿veis? Me estreso solo con escribir todos los temas que tengo
pendientes.
Pero sin duda, ésta parte es la
mejor, vuestras recetas. No imagináis lo que significa para mí que escribáis
comentarios sobre lo que os parece una receta y que os lancéis a preparar lo que
os planteo… Me lo tomo como un súper piropo, tanto si os gusta como si la
crítica es negativa, porque significa que me leéis y si además os tomáis la
molestia de cocinarlo yo lo recibo como un “me gusta la receta”, aunque luego me
escribáis que no os ha gustado…
Hoy vamos a poder disfrutar todos
de vuestras galletas de mantequilla y chocolate, unas galletas que hice para mi
hermano. Es una receta sencilla para preparar con los peques de la familia y
para mi absoluto gustazo… así lo habéis hecho la mayoría, en familia.
Aquí van las primeras fotos, lógicamente son las de mi hermano. Y no es porque Pablo tenga enchufe, en éste caso no
podría ser de otra forma. Las han hecho en familia, todos han metido mano en la
preparación de la receta, las caritas son cosa de mi (su) pequeña Laura y no podéis negarme que irradian felicidad. Esas son unas galletas perfectamente felices.
Me han dicho que están buenísimas, las han hecho dos veces en tres días (por lo visto Sonia se zampó todas).
Además nos han hecho un favor a
todos porque han congelado parte de la masa para hacer la prueba y ayer me
dijeron que avanti con la congelación, de hecho las palabras de Sonia han sido:
“la masa de las galletas se puede congelar perfectamente, están de escándalo”.
La foto que viene a continuación es de las galletas descongeladas y con una
preciosa forma que se ha trabajado mi hermano. Su vena artística queda patente
para la posteridad en ésta imagen… ¡Qué perfección! ¡Qué alarde de exquisitez repostera!
Por aquí asoman ahora las de
Silvia, bueno… las de sus hijos porque fueron ellos los encargados de preparar
la masa, hacerlas y comerlas. También en familia.
Silvia es una de mis “dulceras”
favoritas, hizo las tortitas, el coulis, las galletas y sé que ha hecho un
curso de decoración de galletas con glasa y fondant. Es una artista y espero
que asome sus consejos cuando trabajemos la glasa porque yo soy una absoluta
ignorante en glaseados, no lo he tocado en mi vida. El adjetivo de Silvia para
describir las galletas fue: EXQUISITAS.
Las galletas son las de la foto de abajo, esas dos caritas dulces de la foto de arriba son su par de bichejos.
Las galletas son las de la foto de abajo, esas dos caritas dulces de la foto de arriba son su par de bichejos.
Ahora llegan las de Sara, mi otra
dulcera… Ya sabéis, esa que hizo las tortitas preciosamente perfectas, de
libro.
Sara también me dijo que las
galletas estaban riquísimas, se saltó la dieta que
lleva a rajatabla desde hace varios meses por su culpa (no le vino mal, porque
si sigue perdiendo peso vamos a tener que pedirle que pase dos veces a nuestro
lado o que grite para poder verla).
Sara reconoce que es una forofa a la hora de preparar dulces, por aquí pasará dentro de poco un bizcocho que está de rechupete. Voy a intentar que venga a casa una tarde y lo haga para vosotros (y nosotros).
Los hijos de Sara se llaman:
Hugo, Lucas y Julia… su marido se llama Sergio… ¿Quién será Juan?
La siguiente va con trampa. Las
galletas las hicimos entre Patricia y yo para el día del padre. Era la primera
vez que yo hacía las galletas y el resultado de la primera hornada fue un asco,
demasiado cocidas… la segunda hornada fue la mitad un asco… algunas demasiado
cocidas y la tercera hornada quedó decente y cuadré los tiempos por fin.
Patricia se llevó unas pocas a casa y los niños las decoraron para felicitar a
Pablo por la mañana.
Reconozco que no se me ocurre
mejor regalo para un padre o una madre que algo hecho por un hijo con sus
manitas… También os diré que Patricia se enamoró de mi rodillo y desde entonces
me ando con cuidado por si desaparece.
Vamos ahora con éstas, recién
preparadas… “mismamente” ayer por la tarde por mi pequeño minichef y dos de sus amiguitas: María y Noa. Mientras ellos las moldeaban, Marga y yo nos
dedicábamos a hablar, mientras se las comían (la bandeja entera) Marga me
enseñó a preparar un postre INCREÍBLE. Voy a deciros sólo el nombre y cuando podáis ver y preparar la receta vais a caer rendidos a mis pies: HONGO HELADO.
Pero de momento... las galletas de los bichejos:
Y he dejado para el último lugar
las del cocinero novato. Ángel (ya sabéis, “Gelete”) el que no soporta el olor
de la mantequilla (os aconsejo leer sus comentarios de la receta), las hizo el
otro día y dice que están buenísimas. De aspecto están perfectas, parecen
sacadas de una caja de “galletas danesas”.
Estoy escribiendo ésta entrada
hoy viernes y verá la luz mañana. Me ha prometido que las iba a hacer hoy por
la tarde con su retoño y que luego me pasará una foto con el resultado.
Luego os contaré si lo hace o no.
Creo que dentro de poco no podrá
decir que es un cocinero novato, va a pasos agigantados hacia el éxito, en
cualquier momento nos lo encontramos en Masterchef. Si es así, os puedo
asegurar que las carcajadas están garantizadas.
¡Toma ya!... he aquí lo prometido. Ahora mismo sigue siendo viernes, pero son las 23:02 y tengo en mi poder la foto que ha hecho Pau, de las galletas que ha hecho Pau... Está claro que el muchacho asoma como artista galletero y fotero. Pasmá estoy ahora mismo.
Su padre será novato en el arte de la cocina, pero el hijo debe llevar a Berasategui en el cuerpo. Ya nos contarán si además han salido buenas...
Y de momento, porque ya sabéis que las entradas de "Todos escribimos cuentos..." las voy actualizando según os vais animando, colorín, colorado... éstas galletas se han acabado.