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Érase una vez...Almejas en su jugo


Érase una vez un pequeño pastor que vivía y cuidaba de las ovejas en un pueblo de los Montes de Toledo.

Su familia era muy humilde y la vida en un pueblo tan escondido no daba para tener una dieta variada, muchos alimentos no llegaban a un rincón tan recóndito.

Con el tiempo la familia quiso mejorar su calidad de vida y escaparon al mejor pueblo de la provincia: Talavera de la Reina. Años más tarde el pastor conocería allí a la reina de Talavera, la que ocupó su corazón y su vida, una tal “madre Cuentacuentos”.

… Pero esa es otra historia…

De momento nos quedaremos con su llegada a Talavera y con todas las cosas que conoció en esa nueva vida, algunas tan básicas como los alimentos del mar, algo que nunca había probado. Entre ellos el marisco.

Acostumbrado a comer pocas carnes, algunos huevos y los cereales y legumbres del campo, se enamoró del marisco al primer bocado y ese amor (al igual que el que siente por la reina de Talavera de la Reina) también perdura… le encanta rechupetear, sorber y el sabor a mar.

Las almejas en su jugo es una receta sencilla que la madre Cuentacuentos prepara como aperitivo cuando su hija, la Cuentista, se lo pide. Y como el pastor lo sabe… hay veces que llama en secreto a su hija y dice:

-          Hija… ¿Por qué no le pides a tu madre que haga hoy unas almejas? Ya sabes que si se lo pides tú, las prepara inmediatamente.

Y así entre el pastor y la Cuentista se camelan a la cocinera y ambos disfrutan de este delicioso plato.

Para degustarlo como es debido es obligatorio llevar a cabo un ritual, este consiste en utilizar una de las conchas vacías a modo de cuchara para tomarse el caldo… 

Pero recordad: Es un secreto entre un Pastor y una Cuentista... si algún día os cruzáis con la madre Cuentacuentos... actuad con disimulo...

De la despensa:


3 cucharadas de aceite.
500 gr. de almejas.
2 dientes de ajo.
Media cucharada de perejil fresco picado.
Sal.

 Manos a la obra:

 1. Meter las almejas en agua fría con un puñado de sal. Dejarlas una hora en remojo, de esta manera soltarán toda la arena. Meter el envase en el frigorífico si en la cocina la temperatura es alta. Escurrir las almejas pasado el tiempo, yo suelo echar agua del grifo en el envase y dejar que rebose bastante antes de escurrirlas.
2. En una sartén echar las cucharadas de aceite y añadir los ajitos picados.
3. Echar las almejas y tapar inmediatamente, yo uso una tapadera de cristal.
4. Cuando se empiecen a abrir (lo hacen enseguida) se quita la tapa, se echa el perejil, se vuelve a tapar y se retira del fuego.
5. Dejar reposar un par de minutos, servir y a disfrutar. (No olvidéis el ritual)

Moraleja:
Cuando Sonia llegó a nuestras vidas el pequeño pastor (que ya no era pequeño) vio el cielo abierto... ambos coinciden en su gran amor a los alimentos que tienen sabor a mar. Las pipas (percebes) están dentro de sus favoritos, yo reconozco que no he probado uno en mi vida....

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