Ir al contenido principal

Érase una vez... empanada enrejada quitapenas.


Érase una vez una Cuentista que padecía un gran mal.

Ese mal estaba provocado por el veneno de la desgana. La tristeza hizo que abandonara durante un tiempo el Reino de los cuentos. Necesitaba desaparecer del Reino y durante un tiempo se dedicó a visitar otros mundos nuevos.

Un día, mientras paseaba, reconoció el olor a pan casero, cuánto más se acercaba… más olía. Y así llegó a un reino que llamó su atención por lo amable de sus gentes y su dedicación. Todo olía a pan. Acogieron a nuestra Cuentista y curaron muchas de sus heridas con harina y masa madre. Un buen día lanzaron un reto y ella decidió aceptarlo. 

Ana Q. (de Qasimi) planteó el reto... Debían preparar una empanada y cumplir dos requisitos: la masa debía ser casera y la tapa debía estar decorada. 

Y gracias a las manos enharinadas de Ana y a su ironía chispeante volví a entrar en la cocina.

La masa, los ingredientes, el olor… cada paso que daba iba haciendo que crecieran las ganas de compartir cuentos y recetas de nuevo. Lo que crecía en su interior iba restando espacio a la desgana, las heridas deben curarse con cariño y cocinar para la Cuentista siempre ha sido un símbolo de amor, una manera de querer.

Puso la empanada en la bandeja del horno y lo cerró, tres segundos después volvió a abrirlo, hizo una foto y se la envió directamente a su hermano… en su mente ya había cuajado un pensamiento. Escribir un cuento y reabrir “Cuentos de sal y pimienta” para su cumpleaños.

Y aquí está esa empanada, os la traigo porque necesito haceros este regalo…Está desbordantemente deliciosa y tiene propiedades curativas.

Podéis hacerla con masa de empanada comprada y no hace falta que hagáis enrejado, podéis preparar el relleno y hacer una empanada “normal”. Yo os dejo la receta de la masa por si alguien se anima… o por si tenéis alguien que necesite curar sus males.

La masa que yo preparo es tipo pan, no es hojaldrada, los bordes quedan crujientes como colines y si os atrevéis con el enrejado (es más sencillo de lo que parece)… con cada barrita disfrutaréis muchísimo porque quedan como grissinis italianos.

De la despensa:
Para la masa:



600 gr. harina de fuerza.
300 gr. de agua.
5 gr. de levadura de panadero (o 15 gr. de fresca).
10 gr. de sal.
40gr. aceite (a ser posible que sea de la fritura del relleno).

Para el relleno:

1/2 pechuga de pollo.
1 paquete de bacon en trocitos.
1 cebolla mediana (o 1/2 grande).
150 gr. de queso picón (azul, roquefort, Tresviso).
80 gr. de orejones (a veces la hago con dátiles deshuesados).
2 cucharadas de piñones.
1/2 manzana.
Sal y pimienta.

Manos a la obra:
Preparación de la masa:
1. Mezclar todos los ingredientes secos en un recipiente grande. En el centro hacemos un pocito y echamos el agua. Vamos mezclando de fuera para dentro la harina con el agua. La levadura la ponemos directamente con los demás ingredientes si es seca, en el caso de utilizar levadura fresca tendremos que diluirla primero en medio vasito de agua tibia y echarla en el pocito junto con el resto del agua. El aceite lo tenemos reservado.

2. Amasamos en intervalos de 2 minutos con descansos de 10 minutos, a mano, con robot o con Thermomix, tantas veces como sea necesario, hasta que la masa esté fina y elástica. 

3. Hacemos una bola con la masa y la dejamos doblar el volumen.

4. Cuando la masa haya fermentado escurrimos algo de aceite del relleno, llegamos hasta los 40 gr. con aceite crudo y amasamos hasta que se incorpore. 

5. Dividimos la masa en dos partes y reservamos una para la tapa.

6. Estirar la masa dándole la forma que queramos, echar el relleno (una vez que haya perdido el calor), poner la tapa y pintar con huevo batido.

SI LA TAPA VA A SER ENREJADA CON AGUJEROS NO HACE FALTA PINCHAR LA MASA. EN CASO CONTRARIO CONVIENE PINCHARLA CON UN TENEDOR PARA QUE SALGA EL VAPOR Y NO SE RECUEZA.

7. Precalentamos el horno y horneamos la empanada a 210º (calor arriba y abajo, sin aire) durante 20 minutos (OJO CON LOS HORNOS, CADA UNO ES UN MUNDO, VIGILAD LA EMPANADA). Al cabo de ese tiempo, sacar del horno y dejar enfriar sobre rejilla si es posible. 


Preparación del relleno:
1. Picar la cebolla y el pollo (yo uso un robot porque mi carnicero no pica carne de pollo).

2. En una sartén grande echar la cebolla picada, añadir sal (ojo con la cantidad, los quesos azules salan mucho y con el calor se potencia la sal que tienen) cuando esté transparente añadir el pollo y  el bacon. Cocinar hasta que el pollo pierda el color a carne.

3. Añadir el queso desmenuzándolo antes para que se reparta bien. Remover un poco para que el queso se funda.

4. Picar los orejones (o los dátiles deshuesados) y la manzana. Echarlo todo en la sartén,  un par de vueltas y retirar del fuego.

5. Cuando el relleno esté en la masa se reparten los piñones por encima.

Moraleja: La empanada de la foto es la quitapenas auténtica, la que hice esa noche para el reto que me habían presentado. 

Y colorín, colorado.... ésta receta se ha acabado.

Entradas populares de este blog

Érase una vez... Ratatouille

Érase una vez una Cuentista a la que le encantaban los carteles colgantes de las tiendas. Le resultan evocadores, imagina a los dueños ilusionados colgando en la fachada los inicios de un sueño. Reservar. Ya sabéis que la vida de nuestra Cuentista está llena de casualidades que luego os va relatando en sus cuentos. Pues la casualidad ha hecho que la receta de esta semana no pueda ser otra. Muchas veces nuestra pequeña Cuentista tiene dudas sobre qué plato preparar y qué cuentos contar, pues esta semana no. Hace apenas unos días nuestra Cuentista fue a visitar el lejano reino en el que vive su hermano con su familia. La primera mañana  la Cuentista dejó a su Minichef y a la Minicuentista jugando mientras preparaba la comida, de pronto agudizó el oído. Un raro silencio se oía en la casa y eso era algo muy inusual cuando se juntaban los dos primos. Se dirigió al salón y al entrar vio que se habían puesto una película de dibujos: “Ratatouille”. Y tuvo una idea. Al día

Érase una vez... Patatas Hasselback.

Érase una vez… un zagal que la vida convirtió en abuelo. Cuando se jubiló quiso recuperar parte de su niñez perdida y decidió volver a vivir en el campo, pero ésta vez iba a hacerlo para él mismo, sin ovejas ni señorito. La época de “Los Santos Inocentes” y  la “Milana bonita” habían terminado hacía mucho tiempo. Decidió hacerse con un terreno, disfrutar del aire de la montaña y vivir tranquilo en una casita en el campo. En el terreno “echó unas gallinas”, como ya sabréis muchos por la receta del pollo a la zorra y sembrar para tener su propia huerta. Entre otras hortalizas… el primer año sembró unas patatas. Mimoseó las plantas, probó con distintos trucos para evitar el escarabajo que echa la flor y tras todos sus trasiegos llegó la temporada de recogerlas. Qué felices caminaban por la carretera que lleva a la huerta los dos abuelos y su nieto Ismael… con su bolsita de plástico en la mano para guardar todas las patatas recolectadas. Con las primeras que cogie

Érase una vez....Bizcocho de los diez días

  Hace años escribí este cuento y lo tenía a la espera de publicar. Hoy es el día para hacerlo. Es para ti y para ella Selma. Érase una vez... en un tiempo bastante lejano una Cuentista que se topó con información sobre un bizcocho para el que se necesita que una persona te entregue la masa de arranque, la persona que lo recibe debe cuidar la masa y agregar ingredientes durante diez días. El décimo día te encuentras con 4 raciones como la original. Repartes tres y con la cuarta preparas tu bizcocho. Ese bizcocho recibe varios nombres: “Bizcocho del padre Pío”, “de las Hermanas descalzas Clarisas de Sevilla” o “el de los 10 días”. Que nadie se asuste con lo de los 10 días, realmente apenas hay que hacer nada durante ese tiempo. Y lo que son las cosas… una mañana se fue a tomar un café con dos de las madres del Reino, una de ellas es Selma. Selma no venía de muy buen humor ese día: “¡¡No te j… con mi madre, pues no va y me dice que quiere darme un bizcocho de