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Érase una vez... las galletas de los cinco platos.


…. En un tiempo no muy lejano…Unos meses antes…

Érase una vez una cuentista que un día salió a pasear por su Reino cargada con sus cachivaches de cocina y cuando caminaba entre los árboles se pinchó con uno de los cuchillos. Era un cuchillo impregnado con un veneno muy peligroso: El veneno del desánimo y la desilusión.

Una profunda pena anidó en su corazón y el desaliento se apoderó de su Reino.

La tristeza hizo que los cuentos no pudieran salir y el abatimiento quitó la alegría a nuestra pequeña cocinera.

Muchos personajes del Reino visitaron a nuestra Cuentista, escribían cartas en las que pedían que volviera e intentaban enviar pócimas y remedios que curaran su mal. Nada funcionaba.

Y ocurrió algo… algo que animó a nuestra pequeña a abrir la puerta de la cocina y volver a encender el horno… los olores de la cocina y el sonido de las cazuelas hicieron que la pena se escondiera y empezara a retroceder.

El olor a comida inundó el castillo y empezó a salir por las ventanas, los cuentos volvieron a llenar la cabeza de nuestra Cuentista dejando menos hueco al desánimo.

Y ha elegido el día de hoy con cuidado… porque hoy es el cumpleaños de su hermano… y espera que la vuelta de “Cuentos de sal y pimienta”  sea un regalo para él. 

Felicidades Pablo, las arrugas son la guarida de las emociones, entre sus pliegues se esconden secretos y cosas de valor. Para celebrar tus preciosos 40 he elegido la receta con muchísimo amor, ambos lo sabemos... espero que te guste mi regalo...

Son las galletas de nuestra infancia. 

La madre Cuentacuentos preparaba estas galletas para los cumpleaños y fechas de guardar.

Las colocaba primorosamente en una bandeja plateada, formando una pirámide simétrica y guardaba la bandeja en uno de los compartimentos del armario-librería-mueblebar del salón. El mueble en el que estaban colocadas, también simétricamente (como las galletas) todas las figuritas de bodas. El mueble estaba coronado por la talaverana, la muñeca vestida con el traje típico de Talavera de la Reina. La pobre recibió un baño en lejía para quitar el polvo acumulado y la mitad de su pelo negro se convirtió en marrón pajizo tirando a pelirrojo. Nadie sabe qué fue de ella.

La receta de las galletas de los cinco platos se llama así porque para recordar los ingredientes la madre Cuentacuentos siempre piensa en platos. Cada plato lleva un ingrediente y forman una cadena a seguir para no saltarse ningún paso.

Circulan por libros de recetas y en Internet muchas galletas parecidas, pero os puedo asegurar que ninguna sabe tan deliciosa. No apta para colesterianos y tampoco para diabetianos.


De la despensa:



(Las cantidades dependerán de la cantidad de galletas que queráis preparar)
8 cucharadas soperas bien cargadas de azúcar.
150 ml. de leche.
3 huevos.
1 bolsa de coco rallado.(unos 200 gr)
150 gr. mantequilla.
1 paquete de galletas María, preferiblemente de las cuadradas

Manos a la obra:
1. Coger 5 platos y una bandeja para ir colocando las galletas terminadas.
2. Echar dos cucharadas de azúcar en cuatro de los cinco platos.
3. Separar las claras de las yemas.
4. Batir la yemas, ponerlas en uno de los platos que tienen dos cucharadas de azúcar, echar la mantequilla en pomada y mezclar los tres ingredientes. Esto será nuestro relleno.
3. Colocar en otro plato las claras, mezclarlas con el azúcar y montar a punto de seminieve.
4. En otro de los platos mezclar el coco con el azúcar.
5. En el último plato echar la leche y mezclarla con el azúcar.

Orden de los platos:
  1. Solo galletas.
  2. Leche con azúcar.
  3. Mantequilla, las yemas de huevo y azúcar.
  4. Claras con azúcar.
  5. Coco con azúcar.
1. Se coge una galleta, se mete en la leche. Solo meter y sacar, no queremos que absorba demasiada leche y se ablande. La mamá cuentacuentos echa la galleta, pone tres dedos encima y mueve la galleta en el fondo de derecha a izquierda 1-2-3 y fuera. Es decir el proceso dura un par de segundos.

2. Se unta la mezcla de mantequilla en la galleta. Si nos hemos pasado con el baño de leche la galleta estará demasiado blanda. Solo tiene que estar mojada por fuera.

3. Se coge otra galleta y se pasa por la leche. La colocamos cerrando el sándwich.

4. Pasamos el sandwich de galleta por las claras, dando la vuelta para que se mojen los dos lados. Con este paso ya tenemos el pegamento para nuestro coco.

5. Pasar la galleta por el coco para que quede cubierta.

6. Colocar la galleta terminada en nuestra bandeja.

7. Y así hasta que se terminen las galletas.

Guardar en el frigorífico para que se endurezca la mezcla de mantequilla.

Moraleja: A la Cuentista le gustan frías y las conserva siempre en el frigorífico, pero la madre Cuentacuentos siempre las guardaba en el armario. Si las sacas un ratito antes de comerlas de frigorífico aumenta su sabor.

Y colorín, colorado... ésta receta se ha acabado.

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