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Mostrando entradas de junio, 2015

Érase una vez....Paté del mar.

Érase una vez un espejo… En un lado estaba la Cuentista y en el otro… Un óptico que conoció a una sagitario en su lugar de trabajo y que un buen día decidieron coger sus vidas y llevarlas a Cantabria. Allí se casaron y tuvieron un hijo revoltoso y pizpireta. Diego, Rocío y Rubén… el óptico, la sagitario y el pequeño. Hay días difíciles cuando te alejas de los tuyos y dejas el reino de tu niñez a muchísimos kilómetros de distancia… hay días que necesitas a alguien que te cuide, que sepa mimarte y pueda sujetar tu caída. Hay días que te sientes desamparado. Ya sabéis que nuestra Cuentista cree a pies juntillas que cocinar es una muestra de amor, requiere pensar qué preparar, buscar los ingredientes, preparar la receta y esperar con ilusión que guste… Pues bien, hoy trae una receta que prepara muchísimas veces y que en una ocasión preparó para Rocío. Desde entonces cada vez que hace este paté se acuerda de ella. Rocío se puso malita, descubrieron que tenía una

Érase una vez... Carcamusas.

Érase una vez... una despensa llena de curiosos ingredientes. Un pequeño Minichef decidió entrar un día dentro de la despensa mágica. En el estante de la derecha encontró un bote de cerámica talaverana... como su mami. Dentro había guisantes, a su padre le encantaban los guisantes. En el estante de arriba a la izquierda vio una pieza de magro de cerdo que había comprado su abuela Paula, la mamá de su papi. Y justo en un cajón de madera antiguo situado enfrente de la puerta había un cuenco de barro y un delantal de su talla. Estaba claro. Todos los ingredientes parecían querer decir: Prepara un plato para tu papá. Debía cocinar él y debía ser algo realmente delicioso porque era el cumpleaños de su papi y quería darle una sorpresa cocinando él todo por primera vez en su vida. Nada de ayudar en un paso de la receta, debía hacer todo, todo, todo. Se puso a pensar y de pronto lo tuvo claro, utilizando todos los ingredientes de la despensa mágica iba a preparar

Érase una vez... Patatas Hasselback.

Érase una vez… un zagal que la vida convirtió en abuelo. Cuando se jubiló quiso recuperar parte de su niñez perdida y decidió volver a vivir en el campo, pero ésta vez iba a hacerlo para él mismo, sin ovejas ni señorito. La época de “Los Santos Inocentes” y  la “Milana bonita” habían terminado hacía mucho tiempo. Decidió hacerse con un terreno, disfrutar del aire de la montaña y vivir tranquilo en una casita en el campo. En el terreno “echó unas gallinas”, como ya sabréis muchos por la receta del pollo a la zorra y sembrar para tener su propia huerta. Entre otras hortalizas… el primer año sembró unas patatas. Mimoseó las plantas, probó con distintos trucos para evitar el escarabajo que echa la flor y tras todos sus trasiegos llegó la temporada de recogerlas. Qué felices caminaban por la carretera que lleva a la huerta los dos abuelos y su nieto Ismael… con su bolsita de plástico en la mano para guardar todas las patatas recolectadas. Con las primeras que cogie

Érase una vez... Rollito de galletas.

Bueno, pues ya estamos a viernes y os traigo otro truco de "Abracadabra" para que podáis usarlo con las galletas de chocolate y menta del martes. Érase una vez... un rollo de papel de cocina que estaba llegando a su fin. El cartón que sujeta el papel era consciente de que iba a terminar en la basura, doblado y roto... siempre ocurría lo mismo. Hasta que un buen día nuestra Cuentista vio en internet una utilidad estupenda para que nuestro cartón nos echara una mano en la cocina. ¡Podía servir como molde de galletas! Ese cartón despechado y triste se iba a convertir en la mejor ayuda para conseguir galletas preciosamente redondas, a cortarlas con facilidad y a conservar la masa que nos sobra.  Las masas de galletas suelen ser blandas y con el frío del frigorífico se endurecen, aprovechando esto debemos seguir unos pasitos muy sencillos y conseguiremos galletas preciosas sin apenas esfuerzo. Primero y una vez terminada la masa, colocamos un papel film e

Érase una vez... Galletas de chocolate y menta.

Érase una vez... un pequeño poco goloso. Mi minichef no es un gran amante de los dulces, desde muy pequeño su chocolate favorito es el de 70% mínimo de cacao. Supongo que es por eso por lo que los "after eight" le gustan a rabiar. Chocolate negro con el frescor de la menta, un bombón que también enloquece a la madre Cuentacuentos. Tal vez sea algo genético que salta una generación ya que a nuestra cuentista no le gusta el chocolate. Encontró ésta receta por casualidad y se dedicó a hacer pruebas hasta encontrar el sabor "after eight" en un bocado. Hoy traigo la versión final, el éxito absoluto. Y lo supo al abrir el horno. Al abrirlo se convirtió de nuevo en una niña de 7 años... El vapor del horno llevó la esencia de la menta por el aire y al subir hizo que se le abrieran las vías respiratorias y los ojos se le llenaran de las lágrimas provocadas por la fuerza de la menta. Recordó a su madre. Como tantas otras niñas nacidas allá por los 70, cuan

Érase una vez... las palabras.

Érase una vez una Cuentista sorprendida… ¿Sabíais vosotros que la palabra “Túrmix” aparece incorporada en la R.A .E.? Nuestra Cuentista se quedó de piedra al saberlo, cuando oía a algún cocinero utilizar esa palabra en lugar de “batidora”, siempre se quedaba sorprendida y sin entender los motivos por los que utilizaba una marca comercial que además me parece un poco “de abuela”. Pues soy una ignorante… aunque empezó siendo una marca comercial, en los años 80 la Academia de la lengua aceptó “Túrmix” como sustantivo. Pasmá  me quedo algunas veces. Y ya deberíais ir conociendo un poco mi cerebro alocado… una cosa me llevó a otra y he decidido hacer un glosario con palabras que se usan en cocina para cultivar un poco nuestro mundo. En entradas de los viernes iré explicando unas pocas y esas las iré añadiendo alfabéticamente a un “diccionario”…  Si en algún momento queréis consultar una palabra, solo habrá que pinchar en la etiqueta y saldrán todas las que hayam

Érase una vez... Muslos de pollo con pimienta.

Érase una vez… una voz al teléfono. Nuestra Cuentista no conoce al protagonista del cuento en persona… Sabe que trabaja en Madrid, que trabaja entre audífonos y que le gustan las comidas sencillas, el pollo, la pasta… Pero sobre todo sabe que es una persona extraordinaria y quiere agradecer con este plato la enorme ayuda que ha recibido de él. Muchos de los habitantes del Reino sabéis que nuestra Cuentista trabaja con personas que tienen problemas de audición, el protagonista del cuento de la semana pasada os hablaba de Mario Caracciolo … uno de mis pacientes favoritos… mi guapo italiano que trae sus recetas para que las pueda compartir con todos vosotros. Pues bien, hace tres años, al mismo tiempo que Mario… Manuel entró en mi vida. Siempre acompañado de Sofía, su dulce y pausada esposa, tenía problemas con sus audífonos y juntos conseguimos solucionar su problema y traer el mundo a su vida. El verano pasado vino, tenía problemas de nuevo y durante semanas

Érase una vez... Congelar masa de pizza casera.

Bueno... aquí estamos con otro truco de magia para acompañar al pulpo y que no se sienta tan solito.  Me consta que Pablo sufre mucho por él desde que se me ocurrió apalear, escaldar y buscar el tentáculo del pobre animalito para no comprar hembras desovadas... Para que esté más contento he decidido traer compañía para él.  ¡Abracadabra! Érase una vez una Cuentista sin criterio para las medidas...  Si sabía que venía gente a cenar a casa se activaba con un resorte que lleva colocado en la cabeza y se lanzaba de bruces a la cocina.  No exagero mucho si reconozco que el frigorífico de la Cuentista suele estar bien surtido siempre... se puede encontrar de todo (hasta botellitas de óxido de nitrógeno como bien dice Leo Harlem en su monólogo). Pues bien, me encanta hacer pizza casera y cuando enloquezco preparo masa para todo el planeta. Hoy os traigo un truco estupendo para guardar lo que sobra en el congelador y tenerlo preparado para usar en la siguiente ocasión qu

Érase una vez... Fusilli con salsa de anchoas

Érase una vez un italiano que sin querer supo ganarse el corazón de la Cuentista con su sonrisa traviesa y su boina caída sobre un ojo. Muchos de los que habitáis en este Reino ya lo conocéis, nuestro duende napolitano es Mario Caracciolo, en su momento os traje su deliciosa tortilla de espaguetis  y hoy quiero contaros el siguiente capítulo de su vida. Hace muchos años… allá por los 50, Mario era un joven paracaidista del ejército italiano. Una bomba cayó en el mar un día que él se encontraba recogiendo mejillones y la explosión hizo que perdiera la audición. La mala suerte generó el problema que con el paso de la vida cruzó nuestros caminos. Una bomba provocó su sordera y una Cuentista hizo que oyera. Dejaré para otra de sus maravillosas recetas la siguiente parte de la historia. Una mañana de Navidad… la Cuentista sacó su carruaje y atravesó todo el Reino, cruzando bosques y aldeas, hasta llegar a la lejana villa de su hermano Pablo. Así podría cenar en famili