Érase una vez una Cuentista que llevaba muuuuucho tiempo queriendo preparar mantequilla casera. Un buen día vio que casi todo el mundo que había preparado alguna vez la mantequilla casera la aliñaba con anchoas y coincidían en decir que era deliciosa. Y se puso manos a la obra. Es tan sencilla que no comprendía porqué había tardado tanto en hacerla, cuando estuvo hecha metió una rebanada de pan en la tostadora para probarla. La probó. En silencio esperó a que llegara el probador del Reino y solo pudo decir: "Creo que después de hacer lo que vas a probar hoy me retiro de la cocina, no quiero probar más cosas nuevas, he hecho una receta con tanto sabor y tan poco trabajo que he llegado a mi top." Menos mal que no lo prometió porque por supuesto no lo ha cumplido, he seguido probando recetas, todas las semanas caen dos o tres cosillas nuevas en la cocina de nuestra Cuentista, unas con más futuro que otras. Pero esta mantequilla hay que probarla y hay que co...
Érase una vez... Una madre que siempre echaba la cantidad correcta de sal en la comida y contaba cuentos maravillosos a sus hijos por la noche. Al anochecer cuando el padre se iba a trabajar, acostaba a sus dos hijitos con ella, uno a cada lado mientras decía: “¿Queréis que os cuente un cuento de sal y pimiento?” Muchísimos años después me gustaría mezclar esos ingredientes y compartir con vosotros el gusto por la cocina y los cuentos de la vida.