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Érase una vez... Rollito de galletas.


Bueno, pues ya estamos a viernes y os traigo otro truco de "Abracadabra" para que podáis usarlo con las galletas de chocolate y menta del martes.

Érase una vez... un rollo de papel de cocina que estaba llegando a su fin. El cartón que sujeta el papel era consciente de que iba a terminar en la basura, doblado y roto... siempre ocurría lo mismo.

Hasta que un buen día nuestra Cuentista vio en internet una utilidad estupenda para que nuestro cartón nos echara una mano en la cocina.

¡Podía servir como molde de galletas! Ese cartón despechado y triste se iba a convertir en la mejor ayuda para conseguir galletas preciosamente redondas, a cortarlas con facilidad y a conservar la masa que nos sobra. 

Las masas de galletas suelen ser blandas y con el frío del frigorífico se endurecen, aprovechando esto debemos seguir unos pasitos muy sencillos y conseguiremos galletas preciosas sin apenas esfuerzo.

Primero y una vez terminada la masa, colocamos un papel film en la encimera y envolvemos la masa con él formando un rollito no demasiado grueso, pensad que hay que meterlo en el agujero del cartón por lo que deberemos tener en cuenta su diámetro.

Los extremos de papel film podemos enrollarlos como los de un caramelo para que no se escape la masa.

Después introducimos nuestro rollo envuelto en film en el agujero del cartón.

Para finalizar la tarea... metemos el rollo de pie en el frigorífico, yo lo suelo colocar en la puerta.

La masa al principio está blanda y se acopla al interior del tubo de cartón, formando galletas redonditas y lisas.

Con el frío del frigorífico se va endureciendo. Pasadas un par de horas tiramos de uno de los extremos del papel film y vamos sacando la masa y cortando rodajas que serán nuestras galletas. Listas para hornear.

Si nos sobra masa la dejamos dentro del tubo y la conservamos en el frigorífico o la congelamos para otro momento.

La primera vez que probé el sistema tenía serias dudas sobre el resultado, desde entonces no he vuelto a hacer galletas sin tubo de cartón, hago bastante masa y las horneo en dos o tres veces... de esa manera consigo galletas recién hechas, sin ablandarse y sin necesidad de buscar sitio para conservarlas.

Moraleja: El cachocartón de la foto ha quedado tan bonito con la cuerda anudada... que no podría tirarlo nunca jamás, había que buscar un uso para él y hay que reconocer que ayuda muchísimo desde entonces.

Y colorín, colorado... ésta receta se ha acabado.

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