Ir al contenido principal

Érase una vez....Paté del mar.



Érase una vez un espejo… En un lado estaba la Cuentista y en el otro…

Un óptico que conoció a una sagitario en su lugar de trabajo y que un buen día decidieron coger sus vidas y llevarlas a Cantabria. Allí se casaron y tuvieron un hijo revoltoso y pizpireta. Diego, Rocío y Rubén… el óptico, la sagitario y el pequeño.

Hay días difíciles cuando te alejas de los tuyos y dejas el reino de tu niñez a muchísimos kilómetros de distancia… hay días que necesitas a alguien que te cuide, que sepa mimarte y pueda sujetar tu caída.

Hay días que te sientes desamparado.

Ya sabéis que nuestra Cuentista cree a pies juntillas que cocinar es una muestra de amor, requiere pensar qué preparar, buscar los ingredientes, preparar la receta y esperar con ilusión que guste… Pues bien, hoy trae una receta que prepara muchísimas veces y que en una ocasión preparó para Rocío. Desde entonces cada vez que hace este paté se acuerda de ella.

Rocío se puso malita, descubrieron que tenía una anemia tremenda y necesitaba hierro a toneladas. La Cuentista recordó una receta que no se puede comer en zonas con imán porque tiene tanto hierro que se quedaría pegado magnéticamente.

Sabedora de lo mucho que se necesita el cariño, los abrazos y el mimoseo cuando uno está malito y sabedora también de que al igual que ella la familia espejo no tenía a nadie cerca… antes de llegar a casa se pasó por una tienda para comprar los pocos ingredientes que se necesitan para ésta deliciosa y ferrosa receta. Quería prepararla para Rocío.

Pocos ingredientes son necesarios para demostrar a una persona que la quieres, bastan tres latas de pescado en conserva, un bote de cristal para guardar el resultado y muchísimo cariño para prepararlo.

Si tenéis el hierro bajo debéis probar ésta pócima sanadora y si tenéis el hierro alto debéis probar ésta pócima deliciosa. Es una receta mágica porque cura el cuerpo y alegra el paladar.

De la despensa:

(para compartir varios enfermos y sanos)
1 lata de sardinillas en tomate.
1 lata de mejillones en escabeche.
2 latitas de atún en aceite de las redondas.
1 cucharadita de mantequilla.
Unas gotas de tabasco.

Manos a la obra:
1. Echar todos los ingredientes en un vaso de batidora, sin escurrir.
2. Batir todo muy bien durante unos 3 minutos hasta que se forme una crema muy untuosa.
3. Meter en un bote de cristal y regalarlo/disfrutarlo con muchísimo amor.

Moraleja: Sé que el Reino está lleno de ojos que observan con atención... pero por si no os habéis dado cuenta, en el paté de la foto hay unos deliciosos grissini caseros. Todo junto está delicioso y son dos recetas tan rápidas que las podéis preparar y disfrutar en media hora... 

La semana que viene los preparamos juntos.

Y colorín, colorado... ésta receta se ha acabado.

Entradas populares de este blog

Érase una vez... Ratatouille

Érase una vez una Cuentista a la que le encantaban los carteles colgantes de las tiendas. Le resultan evocadores, imagina a los dueños ilusionados colgando en la fachada los inicios de un sueño. Reservar. Ya sabéis que la vida de nuestra Cuentista está llena de casualidades que luego os va relatando en sus cuentos. Pues la casualidad ha hecho que la receta de esta semana no pueda ser otra. Muchas veces nuestra pequeña Cuentista tiene dudas sobre qué plato preparar y qué cuentos contar, pues esta semana no. Hace apenas unos días nuestra Cuentista fue a visitar el lejano reino en el que vive su hermano con su familia. La primera mañana  la Cuentista dejó a su Minichef y a la Minicuentista jugando mientras preparaba la comida, de pronto agudizó el oído. Un raro silencio se oía en la casa y eso era algo muy inusual cuando se juntaban los dos primos. Se dirigió al salón y al entrar vio que se habían puesto una película de dibujos: “Ratatouille”. Y tuvo una idea. Al día

Érase una vez....Bizcocho de los diez días

  Hace años escribí este cuento y lo tenía a la espera de publicar. Hoy es el día para hacerlo. Es para ti y para ella Selma. Érase una vez... en un tiempo bastante lejano una Cuentista que se topó con información sobre un bizcocho para el que se necesita que una persona te entregue la masa de arranque, la persona que lo recibe debe cuidar la masa y agregar ingredientes durante diez días. El décimo día te encuentras con 4 raciones como la original. Repartes tres y con la cuarta preparas tu bizcocho. Ese bizcocho recibe varios nombres: “Bizcocho del padre Pío”, “de las Hermanas descalzas Clarisas de Sevilla” o “el de los 10 días”. Que nadie se asuste con lo de los 10 días, realmente apenas hay que hacer nada durante ese tiempo. Y lo que son las cosas… una mañana se fue a tomar un café con dos de las madres del Reino, una de ellas es Selma. Selma no venía de muy buen humor ese día: “¡¡No te j… con mi madre, pues no va y me dice que quiere darme un bizcocho de

Érase una vez... El brownie.

En un tiempo muy, muy lejano… existía una Cuentista. Sus padres acababan de comprar un microondas, un aparato eléctrico que, por lo visto y haciendo uso de algún tipo de embrujo o sortilegio, calentaba los alimentos en un tiempo  increíblemente  corto. Dicho aparato traía en la caja un libro de recetas para cocinar. Nuestra pequeña Cuentista no sentía ningún interés por la cocina en aquellos tiempos, pero una receta llamó su atención: Un brownie. Ni corta ni perezosa pidió a la madre Cuentacuentos que comprara los ingredientes y se puso a ello. Sencillo, limpio y delicioso. Lo repitió varias veces y todas quedaron perfectas…  Un buen brownie debe quedar crujiente en la corteza y “jugoso en el centro”, jamás debe parecer un bizcocho seco de chocolate con nueces. Con la magia de las ondas del aparato y esa receta siempre quedaba perfecto. Pero el interés de nuestra Cuentista decayó. El tiempo siguió su curso. Pasaron los años, el aparato se rompió y fue sustituid