Ir al contenido principal

Érase una vez... brioche horneado con leche


Érase una vez una casita en un río que inspira para cocinar.

Y este es el resultado de esa inspiración... un brioche hecho formando bolas, en el horneado he añadido leche, azúcar y un poquito de vainilla que se queda en la base del molde y forma una capita parecida a la crema pastelera en la parte baja del brioche, esta capita endulza el pan lo justo. 

He mezclado recetas de las que me gustan a rabiar y creo que me he enamorado de este dulce para siempre. Un amor para toda la vida.

Hay que dedicarle su tiempo y un poquito de trabajo para bolear y formar el brioche... pero ¿acaso no es amor y trabajo lo que se necesita para que el amor sea para siempre? 

Pues ya está. A querer se ha dicho.

De la despensa
350 gr. de harina de fuerza o panificable (12,50 proteína)
180 gr. de leche entera
1 huevo mediano
35 gr. de azúcar blanquilla
5 gr. de sal
3.5 gr. de levadura seca (10 de levadura fresca)
45 gr. de mantequilla a temperatura ambiente.

Para la mezcla del horneado
150 gr. Leche entera a temperatura ambiente
1 cucharada sopera de azúcar avainillado (al gusto)
1 cucharada sopera de azúcar blanquilla (al gusto)

Manos a la obra
1. Calentar la leche para entibiarla y diluir la levadura seca y el azúcar.
2. Añadir el resto de los ingredientes (salvo la mantequilla), mezclar y amasar.
3. Añadir la mantequilla en cubos e integrar en la masa.
4. Dejar reposar 60/90 minutos.
5. Desgasificar, colocar la masa en una bolsa y meter en el frigorífico durante 2 o 3 horas.
6. Preparar un molde, yo pongo papel de hornear en la base y mantequilla en las paredes.
7. Dividir en porciones de unos 40gr., bolear e ir colocándolas en el molde, yo lo hice de cuatro en cuatro y dejando un par de centímetros entre las bolas.
8. Dejar reposar para que leve de nuevo otros 60/90 minutos.
Es el momento de preparar la leche. Para ello solo debemos echar el azúcar en la leche y remover hasta que se disuelva, una vez se haya disuelto con una cuchara echamos por encima de nuestras bolas y se irá depositando abajo en la base.
9. Pincelar con huevo batido y hornear a 180º unos 25 minutos para que queden ligeramente dorados.
Si a los 15 minutos ya está muy dorado yo coloco papel de aluminio encima para que no se dore demasiado.

Entradas populares de este blog

Érase una vez... Ratatouille

Érase una vez una Cuentista a la que le encantaban los carteles colgantes de las tiendas. Le resultan evocadores, imagina a los dueños ilusionados colgando en la fachada los inicios de un sueño. Reservar. Ya sabéis que la vida de nuestra Cuentista está llena de casualidades que luego os va relatando en sus cuentos. Pues la casualidad ha hecho que la receta de esta semana no pueda ser otra. Muchas veces nuestra pequeña Cuentista tiene dudas sobre qué plato preparar y qué cuentos contar, pues esta semana no. Hace apenas unos días nuestra Cuentista fue a visitar el lejano reino en el que vive su hermano con su familia. La primera mañana  la Cuentista dejó a su Minichef y a la Minicuentista jugando mientras preparaba la comida, de pronto agudizó el oído. Un raro silencio se oía en la casa y eso era algo muy inusual cuando se juntaban los dos primos. Se dirigió al salón y al entrar vio que se habían puesto una película de dibujos: “Ratatouille”. Y tuvo una idea. Al día

Érase una vez....Bizcocho de los diez días

  Hace años escribí este cuento y lo tenía a la espera de publicar. Hoy es el día para hacerlo. Es para ti y para ella Selma. Érase una vez... en un tiempo bastante lejano una Cuentista que se topó con información sobre un bizcocho para el que se necesita que una persona te entregue la masa de arranque, la persona que lo recibe debe cuidar la masa y agregar ingredientes durante diez días. El décimo día te encuentras con 4 raciones como la original. Repartes tres y con la cuarta preparas tu bizcocho. Ese bizcocho recibe varios nombres: “Bizcocho del padre Pío”, “de las Hermanas descalzas Clarisas de Sevilla” o “el de los 10 días”. Que nadie se asuste con lo de los 10 días, realmente apenas hay que hacer nada durante ese tiempo. Y lo que son las cosas… una mañana se fue a tomar un café con dos de las madres del Reino, una de ellas es Selma. Selma no venía de muy buen humor ese día: “¡¡No te j… con mi madre, pues no va y me dice que quiere darme un bizcocho de

Érase una vez... Patatas Hasselback.

Érase una vez… un zagal que la vida convirtió en abuelo. Cuando se jubiló quiso recuperar parte de su niñez perdida y decidió volver a vivir en el campo, pero ésta vez iba a hacerlo para él mismo, sin ovejas ni señorito. La época de “Los Santos Inocentes” y  la “Milana bonita” habían terminado hacía mucho tiempo. Decidió hacerse con un terreno, disfrutar del aire de la montaña y vivir tranquilo en una casita en el campo. En el terreno “echó unas gallinas”, como ya sabréis muchos por la receta del pollo a la zorra y sembrar para tener su propia huerta. Entre otras hortalizas… el primer año sembró unas patatas. Mimoseó las plantas, probó con distintos trucos para evitar el escarabajo que echa la flor y tras todos sus trasiegos llegó la temporada de recogerlas. Qué felices caminaban por la carretera que lleva a la huerta los dos abuelos y su nieto Ismael… con su bolsita de plástico en la mano para guardar todas las patatas recolectadas. Con las primeras que cogie