Ir al contenido principal

Érase una vez... pan de molde casero


Érase una vez... el sabor.

No hay color, una vez pruebas el pan de molde casero, unas tostadas (da igual si es dulce o salada) hechas con esta receta, comprendes que lo que se vende en los supermercados debería estar en la misma zona que el papel de cocina ya que el sabor está en la misma línea.


De la despensa:
450 gr. de harina panadera (o de fuerza)
135 gr. de agua
135 gr. de leche
45 gr. mantequilla sin sal
3 gr. de levadura seca de panadería
10 gr. de sal

Manos a la obra:
1. Entibiar el agua a 37º (temperatura de la piel, que no notemos frío ni calor)
2. Echar la levadura en el agua, remover y dejar reposar unos minutos para que se active.
3. Mezclar todos los ingredientes en un recipiente y dejar reposar 10 minutos, amasar sobre la encimera. Es una masa muy fácil y dejará de pegarse en nada.
4. Bolear la masa y colocar en un recipiente tapadita durante un par de horas (en invierno a mí me ha llegado a llevar tres horas y media, no os preocupéis si veis que tarda en subir).
5. Volcar la masa sobre la encimera y desgasificarla para que no queden agujeros grandes en el pan, estirar la masa y doblar los bordes hacia dentro para que quede un rectángulo que doblaremos por el centro para formar un cuadrado. Estirar y plegar tres veces.
6. Colocar la masa en un molde untado con mantequilla o con papel de horno, cubrir y dejar reposar para que fermente dos horas.
7. Precalentar el horno a 220º, pintar con leche la masa y hornear 30 minutos a 220º. Sacar del horno, desmoldar y volver a meterlo en el horno, sobre rejilla, 5 minutos para que la corteza quede perfecta.

Entradas populares de este blog

Érase una vez... El brownie.

En un tiempo muy, muy lejano… existía una Cuentista. Sus padres acababan de comprar un microondas, un aparato eléctrico que, por lo visto y haciendo uso de algún tipo de embrujo o sortilegio, calentaba los alimentos en un tiempo  increíblemente  corto. Dicho aparato traía en la caja un libro de recetas para cocinar. Nuestra pequeña Cuentista no sentía ningún interés por la cocina en aquellos tiempos, pero una receta llamó su atención: Un brownie. Ni corta ni perezosa pidió a la madre Cuentacuentos que comprara los ingredientes y se puso a ello. Sencillo, limpio y delicioso. Lo repitió varias veces y todas quedaron perfectas…  Un buen brownie debe quedar crujiente en la corteza y “jugoso en el centro”, jamás debe parecer un bizcocho seco de chocolate con nueces. Con la magia de las ondas del aparato y esa receta siempre quedaba perfecto. Pero el interés de nuestra Cuentista decayó. El tiempo siguió su curso. Pasaron los años, el aparato se rompió y...

Érase una vez....Ensaladilla rusa.

Érase una vez una madre Cuentacuentos insegura. Creía que era una mala cocinera y siempre pensaba que todo lo que preparaba estaba regular y no era del gusto de nadie. La Cuentista aprendió una de las grandes lecciones de la vida con ella a lo largo de los años: La inseguridad provoca ceguera. El cuento de hoy es un cuento de misterio, porque de todos es sabido que los ingredientes de la ensaladilla rusa son siempre sota, caballo, rey y mayonesa. En cada casa se prepara una ensaladilla distinta con ingredientes parecidos y todas son completamente diferentes. La que prepara la madre Cuentacuentos es, según la opinión de todos los que la han probado, la mejor que han comido jamás. Solo una persona opina distinto… Ella misma. Durante muchos años yo he utilizado exactamente los mismos ingredientes, el mismo método, todo igual… salvo el resultado. Un día, harta de no conseguirlo nunca, me puse a su lado para seguir todos los pasos con ella y ahí me enteré de su secreto....

Érase una vez....Patatas en "to" crudo

Creo que lo justo es que la primera receta sea ésta. Es mi madre. De mi madre. Para mi madre. Toledanos todos en la familia, el final de la palabra nos lo comemos porque somos así. TODO se convierte en TO. Aunque puede parecer una receta para estómagos resistentes por los ingredientes picantes... no lo es, al cocer todo en crudo se suaviza muchísimo. Es una receta de la posguerra, nada que ver con la cocina moderna actual, se trataba de calentar el cuerpo y consigue perfectamente su misión. Mi madre las prepara para ella y solo para ella, nadie más las come en casa. La primera vez que las cociné fue para poder ponerla en el blog y las seguiré preparando a partir de ahora, debe ser que con la edad me voy pareciendo cada día más a ella....  Como bien dice el nombre de la receta, todo va en crudo y todo va junto. He oído decir a mi madre unas 1500 millones de veces que comería esto todos los días de su vida y así lo hizo durante un tiempo. Con 8 años tenía una cacero...