Érase una vez una Cuentista que un día decidió preparar para los habitantes del Reino un bizcocho de zanahoria. La base de la receta se la tomó prestada a Ana Q. Sé que las comparaciones son odiosas... pero lo justo es que podáis ver cómo la hace Ana, os prometo que la base está sacada de una obra de arte. He querido robar la foto y no he podido... Ana... sé buena y envíamela para poder poner aquí tus mariposas y las rosas sobre la crema de mascarpone. Antes de prepararlo en el Reino hizo varias pruebas y con la primera se ganó el corazón de Ana (otra más)... bueno realmente se ganó dos, porque dentro llevaba otro corazoncito latiendo... África dio su beneplácito a la receta y mientras viajaba en la barriga de su mamá se lo pidió varias veces. Del primero no me llegó foto porque desapareció antes de aparecer la cámara, creo que este fue el segundo ¡¡o el tercero!! El tiempo pasó y un buen día Silvia decidió marcarse un "total food" Cuentista... Me...
Érase una vez... Una madre que siempre echaba la cantidad correcta de sal en la comida y contaba cuentos maravillosos a sus hijos por la noche. Al anochecer cuando el padre se iba a trabajar, acostaba a sus dos hijitos con ella, uno a cada lado mientras decía: “¿Queréis que os cuente un cuento de sal y pimiento?” Muchísimos años después me gustaría mezclar esos ingredientes y compartir con vosotros el gusto por la cocina y los cuentos de la vida.