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Érase una vez... vuestros bizcochos de zanahoria.


Érase una vez una Cuentista que un día decidió preparar para los habitantes del Reino un bizcocho de zanahoria.

La base de la receta se la tomó prestada a Ana Q. Sé que las comparaciones son odiosas... pero lo justo es que podáis ver cómo la hace Ana, os prometo que la base está sacada de una obra de arte.

He querido robar la foto y no he podido... Ana... sé buena y envíamela para poder poner aquí tus mariposas y las rosas sobre la crema de mascarpone.

Antes de prepararlo en el Reino hizo varias pruebas y con la primera se ganó el corazón de Ana (otra más)... bueno realmente se ganó dos, porque dentro llevaba otro corazoncito latiendo... África dio su beneplácito a la receta y mientras viajaba en la barriga de su mamá se lo pidió varias veces.

Del primero no me llegó foto porque desapareció antes de aparecer la cámara, creo que este fue el segundo ¡¡o el tercero!!


El tiempo pasó y un buen día Silvia decidió marcarse un "total food" Cuentista... Me consta que en el Reino real se dice "total look" pero yo vivo mucho más entre cocinas que entre pasarelas. 

De primero hizo la ensaladilla de mi madre y de postre la tarta de zanahoria sin frosting, se dio prisa en sacar la foto de la tarta porque vio que la ensaladilla había "casi desaparecido" antes de hacer la foto y no se la quiso jugar...

La ensaladilla la veréis dentro de poco... ¡Lo poco que quedó!


Aquí llega la de mi chivilla... Sonia probó la mía definitiva y sin dudarlo le gustó más con el frosting, de manera que pasamos el fin de semana gocheando y echándolo en nuestra tarta para acompañar al café.

Mucho me temo que el suyo ha quedado un pelín líquido y necesitaba frío... Pero la zampona no pudo esperar más, debía tener ganas de clavar el diente y no dejó que se enfriara.

Chiviiiii... Tengo un frosting nuevo que podrás probar el domingo y una tarta que te va a quitar el sentío. ¿La hacemos el lunes?


Y ahora voy a reconocer que me desborda el orgullo y sé que a él también... 

¿No es así Nando? 

Supongo que si hace un año alguien te hubiera dicho que una tarta de zanahoria hecha por ti iba a salir en un blog de cocina... Te habrías carcajeado. 

Pues aquí está. Preciosamente dorada y redondita.

Nuestro reino es mágico, todo es posible en él y ahora sabemos que todo se puede conseguir... 


Y aquí llega... La estrella.

Perdón, quería decir la estrellada. Un claro ejemplo de los pasos que hay que seguir para lograr un bizcocho (este no es de zanahoria) original.

No dejará a nadie indiferente, un horneado perfecto, una textura inmejorable y un desmoldado impecable. 

El autor de tanto despilfarro de gracia culinaria no es otro que mi hermano Pablo... Hizo varias fotos del bizcocho de chocolate y poco a poco las podréis ver todos porque merecen un lugar de honor en nuestro Reino. Junto a las tortitas estrelladas.


Y colorín, colorado... Vuestras tartas hasta aquí han llegado. 

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