Érase una vez una Cuentista que se fue a vivir al norte de España… En lugar de cuento hoy traigo una dedicatoria… a “ la Pepa ”, cuando escribí esta entrada hacía unas semanas de su cumpleaños, ahora hace varios años, varios meses y unas semanas. No tengo verguenza... tengo la trastienda del Reino lleno de recetas, cuentas y fotos que llevan años esperando ver la luz. La última vez que quedamos todos juntos, “ la Pepa ” regaló a la Cuentista el precioso recipiente con forma de muñeco de la foto. Cuando Marijose vio el cuenco se acordó de nuestra Cuentista y de su reino de cuentos y decidió comprarlo para poder regalárselo cuando volvieran a verse. Gracias Marijose… Por comprarlo y sobre todo por acordarte de mí. He decidido estrenarlo con una de las recetas favoritas de tu amigo... lo he rellenado con su picoteo favorito y así y por el poder que me he otorgado en el Reino de “Cuentos de sal y pimienta” os uno el resto de vuestras vidas en este mundo mági...
Érase una vez... Una madre que siempre echaba la cantidad correcta de sal en la comida y contaba cuentos maravillosos a sus hijos por la noche. Al anochecer cuando el padre se iba a trabajar, acostaba a sus dos hijitos con ella, uno a cada lado mientras decía: “¿Queréis que os cuente un cuento de sal y pimiento?” Muchísimos años después me gustaría mezclar esos ingredientes y compartir con vosotros el gusto por la cocina y los cuentos de la vida.