Érase una vez la primera que vivimos una pandemia real, fuera de las películas y series que tanto gustan en la familia de la Cuentista. Nos tocó vivir El COVID-19. El coronavirus. Un antes y un después en el mundo (y en el mundo panarra), primero todos se lanzaron a comprar mascarillas, luego tocó agotar el hidrogel para las manos, después corrimos hacia el papel higiénico y cuando todo el mundo se quedó paralizado en casa nos dio por hacer pan. De una manera absolutamente inesperada la harina de fuerza y la levadura de panadero volaron de las tiendas y todo el mundo encendió hornos. Menos mal que en esta familia se amasa desde hace varios años y teníamos existencias, de no ser así no podría haber hecho este pan que va dedicado a mi hermano y sobre todo a Sonia. La primera vez que lo hice fue hace bastantes años en su casa de Madrid. Ahora ni viven allí, ni es su casa... Sonia puso sin querer un grano de arena (o un cubo) porque la pedazo salsa de tomate es ob
Érase una vez... el sabor. No hay color, una vez pruebas el pan de molde casero, unas tostadas (da igual si es dulce o salada) hechas con esta receta, comprendes que lo que se vende en los supermercados debería estar en la misma zona que el papel de cocina ya que el sabor está en la misma línea. De la despensa: 450 gr. de harina panadera (o de fuerza) 135 gr. de agua 135 gr. de leche 45 gr. mantequilla sin sal 3 gr. de levadura seca de panadería 10 gr. de sal Manos a la obra: 1. Entibiar el agua a 37º (temperatura de la piel, que no notemos frío ni calor) 2. Echar la levadura en el agua, remover y dejar reposar unos minutos para que se active. 3. Mezclar todos los ingredientes en un recipiente y dejar reposar 10 minutos, amasar sobre la encimera. Es una masa muy fácil y dejará de pegarse en nada. 4. Bolear la masa y colocar en un recipiente tapadita durante un par de horas (en invierno a mí me ha llegado a llevar tres horas y media, no os preocupéis si veis que tard