Érase una vez… Una Cuentista que durante un tiempo mantuvo las ventanas de su cocina cerradas. Las ventanas estaban cerradas, pero el horno se abría y cerraba sin parar y los fogones ardían probando nuevas recetas, nuestra Cuentista seguía cocinando y buscando nuevos cachivaches con los que preparar delicias para los habitantes del reino. Hace unas semanas decidió abrir de nuevo las ventanas y permitir que el aire se llenara otra vez con el olor de los fogones. La receta que os traigo hoy es una receta robada en secreto. La horneaba una chica muy original en una cafetería tan original como la dueña, en la cafetería se preparaban unos deliciosos dulces caseros. Un día encargaron a la repostera que hiciera unas muffins para una fiesta. El día del encargo coincidió que nuestra Cuentista estaba con la repostera en su cocina y como algunas veces es un poco gamberra… se aprendió la receta “sin querer”. Pero un buen día la repostera se fue a un reino lejano y desde entonces d...
Érase una vez... Una madre que siempre echaba la cantidad correcta de sal en la comida y contaba cuentos maravillosos a sus hijos por la noche. Al anochecer cuando el padre se iba a trabajar, acostaba a sus dos hijitos con ella, uno a cada lado mientras decía: “¿Queréis que os cuente un cuento de sal y pimiento?” Muchísimos años después me gustaría mezclar esos ingredientes y compartir con vosotros el gusto por la cocina y los cuentos de la vida.