Hubo una vez, en un tiempo muy cercano, un mundo lleno de
hadas, duendes y demás personajes fantásticos, cada uno tenía su propio espacio
en el corazón de nuestra Cuentista…
Un buen día salió a pasear y se encontró un Reino blanco,
lleno de muebles usados, jarrones de cristal con flores secas y una jaula.
El mundo era mágico y la jaula era tan hermosa que nuestra
Cuentista se dejó atrapar en ella, cuando estaba triste se metía dentro y
charlaba con la soberana del Reino.
El nombre del Reino era Santa&Co… un manto blanco de
magia y cariño arropa al que se adentra en él.
Su Reina, la hermosa Ana, tiene una sonrisa que abarca
hasta los confines del mundo y unas manos que endulzan las tristezas de todo
aquél que entra hasta hacerlas desaparecer. Lo que ella no sabe es que no son
sus manos las que preparan las deliciosas recetas que hace… es su alma. Ahí está el secreto.
La jaula se fue llenando poco a poco con las personas
importantes en la vida de la
Cuentista , el aura blanca y mágica de Ana se ganó el corazón
de toda su familia y el de otras personas que con el tiempo se han convertido para la Cuentista en otra familia... la de "el Santa".
La receta que os traigo hoy es un delicioso bizcocho de zanahoria relleno con un frosting de queso y limón.
Ana prepara la mejor tarta de zanahorias que he probado en mi vida. Ella es tan absurdamente buena que cuando le pedí una receta para el blog me quiso dar su receta secreta... por supuesto no la quise... Ella se trabaja muchísimo cada uno de los platos que prepara, lo último que quiero es publicar una receta que atrae a muchos clientes y perjudicar de alguna forma a la Reina Blanca.
La que os traigo se la he "robado" a otra Ana, del blog "Cocinando en Ibiza", una de las encargadas de curar mis heridas con harina y masas. El bizcocho está buenísimo, de hecho... yo lo prefiero a pelo, sin el frosting...
De la despensa:
- 200 gramos de azúcar
moreno.
- 150 gramos de aceite de
oliva.
- 250 gramos de zanahorias
peladas.
-
Ralladura de piel de una naranja.
- 40 gramos de nueces.
- 20 gramos de almendras.
- 250 gramos de harina
para repostería.
- 2 sobres
de levadura Royal.
- Media
cucharada rasa de postre de canela molida.
- 125 gramos de queso tipo
Philadelphia.
- 300 gramos de azúcar
glass. Yo echo normal porque me gusta que cruja.
- 60 gramos de mantequilla
a temperatura ambiente.
- Una
cucharada de zumo de limón.
Batimos la
mantequilla con el azúcar en la batidora. (Si usáis azúcar glass… cubrid la
boca del recipiente, o la niebla se apoderará de vuestro reino). Una vez se ha
mezclado bien, añadimos todo el queso crema y la cucharada de zumo de limón, el
queso tiene que estar frío. Batimos unos
minutos hasta que esté blanco y cremoso.
- 150 gramos de azúcar.
- 1
cucharada de postre de extracto de vainilla.
En un cazo
pondremos los ingredientes del almíbar: el azúcar con el agua y lo pondremos a fuego medio, removeremos constantemente con un batidor de varillas manual hasta que observemos
que el azúcar se ha derretido y junto con el agua se ha formado el almíbar (aproximadamente 15-20 minutos de cocción a fuego medio), retirar del fuego y dejar enfriar a temperatura
ambiente.
Manos a la obra:
1. Precalentar el horno a 180º grados superior e
inferior.
2. En un
robot de cocina triturar en primer lugar las nueces con las almendras hasta
obtener
una
textura granulada y reservar en un bol. Si horneáis los frutos secos una vez triturados quedan deliciosos en el resultado final, pero no es necesario.
3. En el
mismo robot triturar las zanahorias y reservarlas en un bol adicional.
4. En un
cuenco añadir los huevos, el azúcar y batir con un batidor de
varillas
eléctrico
hasta que doblen su volumen.
5. Incorporar
el aceite y continuar batiendo durante un minuto más.
Retirar el
batidor eléctrico y pasar al manual.
6. Incorporar
los frutos secos triturados y a continuación las zanahorias con la ralladura de
naranja, remover bien para que se integren bien por toda la masa.
7. Tamizar
la harina, el gasificante y la canela e incorporarlos a la masa con movimientos
suaves y envolventes y reservar la mezcla obtenida.
8.
Engrasar el molde con mantequilla y hornear el bizcocho durante 30 minutos,
finalizado el tiempo comprobar con un pincho si está bien horneado, si no es
así dejar 5 minutos más. (o los que vuestro horno pida)
Montaje de
la tarta:
Una vez
templado el bizcocho lo cortamos por la mitad y si hemos optado por preparar el
almíbar… con una cuchara vamos echando el almíbar por todo el corte, en los dos
lados.
Colocamos
la base en un plato, fuente o bandeja y con una manga pastelera echamos una
capa del frosting, colocamos la tapa y a disfrutar!!
Moraleja:
Ya sabéis la mayoría que no soy muy
“dulcera”, a mí me gusta mucho más el bizcocho solo, sin almíbar y en lugar de rellenarlo me encanta poner una capa muy finita por encima y disfrutarlo con una taza de café.
Y colorín, colorado... ésta receta se ha acabado.
Y colorín, colorado... ésta receta se ha acabado.