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Mostrando entradas de mayo, 2015

Érase una vez... Pizza.

Hoy no es martes, ni viernes... hoy no tocaba cuento, pero es un día muy importante para nuestra Cuentista, tan importante que sólo va a escribir un cuento en toda la semana. Para una personita muy especial. Érase una vez una princesa heredera… Cuando la princesa era una pequeña de 7 años se metió en la cocina del Reino y junto a la Cuentista decidió preparar una pizza. Desde entonces no ha parado de cacharrear entre los fogones. Suele cocinar junto a su padre las recetas del reino de “Cuentos de sal y pimienta” y prepara esponjosos bizcochos junto a su mamá, bizcochos que jamás se come porque también ha heredado de su tía Cuentista el gusto por las recetas saladas. Cuentista y Minicuentista preparan dulces para que disfruten los demás, ellas se quedan con los quesos, la ratatouille, los platos de pasta y el tomate… Hoy es su cumpleaños, su primera decena, para un día tan importante en la vida he decidido hacerle tres regalos: El primero es la receta del pr

Érase una vez... Tomates y tomata.

Había una vez un pueblo soleado y apacible… escondido en los montes de Toledo, rodeado de huertas, viñedos y olivos. Las casitas blancas estaban hechas de piedra encalada para que el calor del verano no entrara en el interior. Al caer la tarde, la mujer de la casa salía con un cubo a refrescar el suelo del umbral de la puerta, una vez mojado el suelo sacaba una silla y su cesto de labor para hacer los deshilados que más tarde bordaría para hacer sábanas, manteles y servilletas de “Lagartera”, todo ello para preparar el ajuar que entregaría a su hija el día que se casara. El pueblo del que hablo es por supuesto el de nuestro zagal y padre de la Cuentista. En su momento os hablé de ambos el día que preparé las deliciosas almejas en su jugo . Los veranos de mi niñez están repletos de recuerdos en ese pueblo, sentada en esas sillas a la puerta de casa viendo bordar a las mujeres mientras esperaba la hora para irme a pasear con mis amigas. Comer un fresco tomate con sa

Érase una vez... Pollo a la zorra.

A priori pueden parecer dos ingredientes difíciles de mezclar… salvo en nuestro Reino… Érase una vez un zagal... hablamos, claro está, del padre de nuestra Cuentista. Para todos aquellos que no lo sepan... un zagal es un joven pastor de ovejas. El zagal creció y cuando se hizo mayor, por los avatares de la vida, terminó viviendo en un pueblo de la montaña cántabra. Un buen día decidió “echar unas gallinas”. Lo primero que hizo fue fabricar un gallinero. Su pequeño nieto Minichef quiso una casita igual en cuanto vio lo que había construido… Una zona con cemento, otra de tierra para que pudieran picotear bichillos y tierra, una casita de madera con dos entradas, nido cerrado para poner huevos y palo para que pudieran dormir en alto. Todo un lujo gallineril. ¡¡Qué contentas y felices estaban las gallinas!! Tanto, tanto, tanto, que decidieron no poner huevos, se dedicaron a pasear, comer y darse la gran vida durante los primeros cinco meses. El zagal y la madr

Érase una vez... Como agua para chocolate.

Érase una vez un libro escrito para todos aquellos que aman amar y aman la cocina... "Como agua para chocolate" es un libro para leer con calma, para disfrutar de Tita y sus recetas. Sus lágrimas te harán reír, sus recetas te harán saborear la vida y los sentimientos. Tortas de Navidad. Esas son las primeras palabras del libro, dicen que los editores sólo necesitan leer las dos primeras páginas de un libro para saber si enganchará o no... yo sólo necesité leer esas tres palabras.  El libro empieza con una receta que desde entonces se pasea por mi vida, algo que quiero preparar y nunca hago... hechas con sardinas, chorizo y especias... tienen que estar deliciosas. Pero no soy Tita.  Tita es la protagonista de la historia, una joven tan llena de amor y sufrimiento que, con la magia que rodea su vida, aporta a sus recetas el sentimiento con el que las prepara y se lo transmite a las personas que se lo comen. Es la cocinera de las emociones.  Pero y

Érase una vez....Ensaladilla rusa.

Érase una vez una madre Cuentacuentos insegura. Creía que era una mala cocinera y siempre pensaba que todo lo que preparaba estaba regular y no era del gusto de nadie. La Cuentista aprendió una de las grandes lecciones de la vida con ella a lo largo de los años: La inseguridad provoca ceguera. El cuento de hoy es un cuento de misterio, porque de todos es sabido que los ingredientes de la ensaladilla rusa son siempre sota, caballo, rey y mayonesa. En cada casa se prepara una ensaladilla distinta con ingredientes parecidos y todas son completamente diferentes. La que prepara la madre Cuentacuentos es, según la opinión de todos los que la han probado, la mejor que han comido jamás. Solo una persona opina distinto… Ella misma. Durante muchos años yo he utilizado exactamente los mismos ingredientes, el mismo método, todo igual… salvo el resultado. Un día, harta de no conseguirlo nunca, me puse a su lado para seguir todos los pasos con ella y ahí me enteré de su secreto.

Érase una vez... el pulpo

Érase una vez… Una Cuentista que se quiso convertir en bruja por un día. Decidió construir una casita pequeña en el Reino, dentro de ella quería guardar trucos que se iba encontrando cuando salía a pasear por la aldea y los bosques…  Los habitantes del reino guardan tesoros que comparten con ella y no quería perderlos, si en algún momento alguien necesita uno de ellos… sólo tiene que entrar en la pestaña mágica "Abracadabra" y buscar. Poco a poco nuestra Cuentista irá guardando la magia en la casita y si las estrellas se  alinean y aprende cómo... abrirá una pestaña en la parte superior para que sea más sencillo encontrar todo.   He querido abrir este espacio con un cuento de miedo: ¡¡EL TERROR DE LA COCINA !! Cocer pulpo tiene el don de provocar temblor de piernas y miedo en los huesos, lo mejor es probar el método que más nos guste y mantenerlo. Os traigo varios sistemas muy sencillos para que la carne de un pulpo nos quede tierna. Lo primero… co

Érase una vez... Bizcocho de zanahoria.

Hubo una vez, en un tiempo muy cercano, un mundo lleno de hadas, duendes y demás personajes fantásticos, cada uno tenía su propio espacio en el corazón de nuestra Cuentista… Un buen día salió a pasear y se encontró un Reino blanco, lleno de muebles usados, jarrones de cristal con flores secas y una jaula. El mundo era mágico y la jaula era tan hermosa que nuestra Cuentista se dejó atrapar en ella, cuando estaba triste se metía dentro y charlaba con la soberana del Reino. El nombre del Reino era Santa&Co… un manto blanco de magia y cariño arropa al que se adentra en él. Su Reina, la hermosa Ana, tiene una sonrisa que abarca hasta los confines del mundo y unas manos que endulzan las tristezas de todo aquél que entra hasta hacerlas desaparecer. Lo que ella no sabe es que no son sus manos las que preparan las deliciosas recetas que hace… es su alma. Ahí está el secreto. La jaula se fue llenando poco a poco con las personas importantes en la vida de la Cuentist

Érase una vez... El aceite

Érase una vez un Reino sin aceitunas… La falta de sol y la tierra arcillosa no permitían que los olivos fueran felices en esa tierra, las aceitunas no querían vivir allí. Pero nuestra Cuentista no siempre vivió en tierras arcillosas… hace muchos, muchísimos años, vivió en tierras áridas y soleadas, llenas de olivos. Mientras paseaba imaginaba sus vidas, unas vidas paralelas a las humanas… Algunos viejos olivos estaban tan retorcidos que claramente eran los abuelos de los pequeños gemelos que estaban detrás, el orgulloso padre los protegía con su sombra… oía los susurros del viento entre sus ramas y sabía que era la madre aconsejando a sus pequeños que dejaran de jugar con sus ramas o se partirían. Si las ramitas no se partían podrían crecer preciosas aceitunas y de ahí el tesoro más valioso que un olivo puede darnos: El aceite. Y de aceites os quiero hablar hoy. Los italianos tienen un dicho: para que un aceite sea bueno los olivos necesitan las tres “S” sec