Érase una vez... una despensa llena de curiosos ingredientes.
Un pequeño Minichef decidió entrar un día dentro de la despensa mágica.
En el estante de la derecha encontró un bote de cerámica talaverana... como su mami. Dentro había guisantes, a su padre le encantaban los guisantes.
En el estante de arriba a la izquierda vio una pieza de magro de cerdo que había comprado su abuela Paula, la mamá de su papi.
Y justo en un cajón de madera antiguo situado enfrente de la puerta había un cuenco de barro y un delantal de su talla. Estaba claro.
Todos los ingredientes parecían querer decir: Prepara un plato para tu papá.
Todos los ingredientes parecían querer decir: Prepara un plato para tu papá.
Debía cocinar él y debía ser algo realmente delicioso porque era el cumpleaños de su papi y quería darle una sorpresa cocinando él todo por primera vez en su vida. Nada de ayudar en un paso de la receta, debía hacer todo, todo, todo.
Se puso a pensar y de pronto lo tuvo claro, utilizando todos los ingredientes de la despensa mágica iba a preparar un plato de la tierra de su mami, con el ingrediente principal comprado por su abuela, cocinado por él en un cuenco de barro... y con el nombre más divertido del mundo: Carcamusas.
Su mami le explicó que una leyenda cuenta que las carcamusas deben su gracioso nombre a una taberna que hay en Toledo.
Por lo visto hace muchos años esa taberna estaba llena de "carcas" (mamá tuvo que explicarme que esa palabra se usa para hablar de los señores mayores) y que por la plaza pasaban muchas jovenzuelas que paraban también en la taberna a tapear el magro tan delicioso que se preparaba en el lugar.
Por lo visto los carcas siempre decían que esas jovencitas toledanas eran tan guapas y lozanas que servían de musas para inventar canciones y poemas.
El tabernero decidió poner un nombre a su famosa tapa que hiciera honor a sus mejores clientes, los carcas y las musas. Carcamusas.
El bar se llama Ludeña y mami me ha prometido llevarme la próxima vez que vayamos. Por lo visto para entrar en el comedor hay que cruzar una cortina hecha con la misma tela que tenía mi abuela Julia en su casa hace muuuuuuchos años.
Espero que me salga bien la receta y que os guste mucho el plato, con mi papi voy sobre seguro... no va a ser en el Ludeña, pero las voy a preparar con todas mis ganas...
Moraleja: Las carcamusas de la foto las hizo Ismael, yo sólo corté ingredientes que fui pesando y anotando para poder compartir con vosotros la receta. En realidad la suelo hacer a ojo.
No pongo sal en toda la receta, salvo en la carne. Todos los ingredientes son potentes de sabor y llevan su propia cantidad de sal... a eso hay que añadir que el jamón con el calor sube la potencia de la salazón por lo que hay que ser un poco cuidadosos con ella. Probad y si os parece soso... al echar el tomate podéis rectificar.
500 gr. de magro de cerdo.
100 gr. chorizo picante.
100 gr. de jamón serrano.
1/2 cebolla.
1 diente de ajo.
200 gr. de tomate frito.
100 gr. de guisantes de bote.
50 ml de vino blanco.
100 ml. de caldo de carne (vale 1/2 pastilla de carne)
Aceite.
Sal.
Manos a la obra:
1. En una sartén con un par de cucharadas de aceite echar el chorizo. A fuego medio-suave dejar que suelte la grasa y antes de terminar de cocinarlo del todo sacarlo con una espumadera a un plato y reservar.
2. Cortar la cebolla en juliana, picar el ajo y pocharlo en el aceite que ha quedado en la sarten con la grasa y el sabor del chorizo. Reservar junto al chorizo.
3. Cortar el magro en trozos, salarlos y dorar los trozos de carne en la misma sarten.
4. Cuando estén dorados, añadir lo que teníamos reservado, junto con el jamón. Dejar que se cocine todo junto durante un par de minutos.
5. Subir a fuego fuerte y añadir los líquidos: el vino blanco y el caldo de carne. Dejar que se evapore el alcohol del vino y echar el tomate frito. Cocinar todo junto a fuego fuerte.
6. Cuando veamos que los líquidos se han espesado echamos los guisantes y ¡a disfrutar!
Y colorín, colorado... ésta receta se ha acabado.