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Mostrando entradas de 2019

Érase una vez... crema de mejillones "a la rumAna"

Érase una vez... un reino visitado por una persona de un reino muuuuuuuy lejano. Aunque esa persona llegó de un reino muuuuuuuuy lejano... fue conocerla y querer que se quedara en un espacio muuuuuuuuy cercano. Ana. Ana nació en Rumania y los avatares de la vida la trajeron a España y aquí nos la quedamos y no la vamos a dejar escapar nunca. Ahora una parte de su familia es española. Hace mucho tiempo dediqué uno de mis cuentos a una familia, una receta curativa cargada de hierro, un paté de mar . Siempre pensé que era difícil superar el delicioso sabor de esa sencilla crema, pues bien... Ana me hizo dudarlo. La receta que ella me dio y que traigo hoy está dentro de una sección de mi cocina que se llama: "cadavezquetengocomidaencasalapreparo". No falla, gusta a todos. Grandes, pequeños y medianos. Cuando el hijo de la Cuentista conoció a Ana tuvo a bien hacer un comentario que quiero dejar aquí, en mi Reino, en un sitio que visito con bastante frecuenc

Érase una vez... tarta de chocolate

Ya os os he comentado alguna vez que no me gustan las tartas y no me gusta el chocolate. El bizcocho de chocolate es de los pocos que tampoco disfruta el pequeño hermano Cuentista, se lo come si hay que comérselo pero no lo disfruta. Esta tarta nos gustó mucho a los dos, la hice para el cumpleaños del pequeño Minichef y queda realmente deliciosa y encima parece profesional!!!! De la despensa: Para el bizcocho base: 4 huevos 250gr. harina de repostería 1 sobre de levadura Royal 300 gr. azúcar moreno. 85 gr. cacao en polvo 110 gr. aceite girasol 100 gr. aceite de oliva 225 gr. leche. Para la crema de trufa: 300 gr. Chocolate cobertura 175 gr. Azúcar 1 litro de nata para montar Manos a la obra: La crema de trufa hay que prepararla el día antes. Crema de trufa: 1. Calentar la nata con el azúcar. Cuando rompa a hervir retirar el cazo 2. Echar el chocolate a la mezcla y batir hasta que se funda e integre. 3. Volver a colocar el cazo

Érase una vez....Rabo de toro

Nunca recuerdo (jamás de los jamases) que a mi padre que disfruta lo indecible comiendo casquería, cabezas al horno de cualquier animal, oreja de cerdo y todo lo gelatinoso, mi padre que es un enamorado de comer carne con hueso, que es un gran amante de la comida manual, es decir, enganchar el “cachocarne” con las manos y mancharse de grasa hasta las orejas, ensuciarse la camisa SIEMPRE y demás finuras gastronómicas, pues a mi padre el rabo le parece que ni fú ni fá. Y ahí estoy  yo, de vez en cuando me paso una tarde cocinando rabo de toro a fuego lento, paso cuatro o cinco horitas de mi vida sellando, estofando y observando con ojos amorosos un rabo de toro para mi padre y al oír su “ya sabes hija, que a mi el rabo de toro es una cosa que ni fú ni fá….”  siempre recuerdo que he vuelto a olvidarlo. Creo que con ésta entrada he encontrado el sistema infalible para no olvidarlo nunca más. SÓLO TENDRÉ QUE MIRAR EL BLOG. El rabo de toro es una de esas comidas que adora

Érase una vez... Asado ibérico con patatas

Érase una vez una pequeña cuentista toledana y terca. Me gusta mantener la firmeza de mis convicciones. Pero… Las app. Las redes sociales. Instagram. Hola al enorme mundo que se ha abierto ante mí y ante todos. Adiós a mis cuentos. Vivía enamorada de la idea inicial de dedicar cada receta publicada a la persona que me la enseñaba con un cuento, pero es imposible mantenerla. Hay muchas recetas que encuentro en las publicaciones de desconocidos que ajusto a nuestros gustos personales y por escribir historias para el blog al final no puedo publicar recetas tan maravillosas como la que traigo hoy. De manera que he decidido cambiar. Cachis en la mar. No me queda otro remedio… o echo el cierre definitivo o dejo de contar cuentos. Pues dejo de contar cuentos. Esta receta es una delicia absoluta, cuando la preparé por primera vez pensé: Esto es un platazo para una cena familiar o con amigos, levanté la vista y me estaban mirando mis dos hombrecitos, uno me

Érase una vez... Mantequilla de anchoas.

Érase una vez una Cuentista que llevaba muuuuucho tiempo queriendo preparar mantequilla casera. Un buen día vio que casi todo el mundo que había preparado alguna vez la mantequilla casera la aliñaba con anchoas y coincidían en decir que era deliciosa. Y se puso manos a la obra. Es tan sencilla que no comprendía porqué había tardado tanto en hacerla, cuando estuvo hecha metió una rebanada de pan en la tostadora para probarla. La probó. En silencio esperó a que llegara el probador del Reino y solo pudo decir: "Creo que después de hacer lo que vas a probar hoy me retiro de la cocina, no quiero probar más cosas nuevas, he hecho una receta con tanto sabor y tan poco trabajo que he llegado a mi top." Menos mal que no lo prometió porque por supuesto no lo ha cumplido, he seguido probando recetas, todas las semanas caen dos o tres cosillas nuevas en la cocina de nuestra Cuentista, unas con más futuro que otras. Pero esta mantequilla hay que probarla y hay que co

Érase una vez... Saltimbocca.

Érase una vez una Cuentista que quiso viajar a otros reinos… así podría conocer otros lugares y personajes. Eligió un Reino muy antiguo, origen de muchas de las culturas actuales. Roma. Y en Roma conoció la receta que trae hoy. Es una delicia de origen oscuro ya que cuentan las malas lenguas que la saltimbocca era una receta de “hadas de vida alegre” por ser rápida, barata y sabrosa. Cuando probó el plato comprendió el porqué de su nombre… SALT  IM  BOCCA. Es un salto de sabores dentro de la boca, una explosión. Nuestra pequeña Cuentista suele hacer pruebas con cada una de las recetas que caen en sus manos, ésta la sacó de un curso de cocina italiana. Las primeras veces que hizo ésta receta no había salvia en el Reino, recorrió los bosques, jardines y granjas de los habitantes y no fue capaz de encontrar la hierba... por lo que hizo la saltimbocca sin ella. Ese contratiempo demostró algo: La salvia es imprescindible. La carita del Minichef cuando la probó por primer

Érase una vez... Panquemao y Rosco de Toña

Érase una vez el sabor de los abuelos, del pueblo y del tiempo, sobre todo del tiempo. Vivimos una época de sabores nuevos, internacionales y nuestra Cuentista disfruta de todos ellos e intenta que en casa se prueben varias elaboraciones nuevas todas las semanas, siempre está cacharreando y buscando ideas nuevas. Es agotadora. Diego, un almeriense venido a Cantabria hace unos años, amigo y compañero de nuestra Cuentista y sabedor de lo mucho que disfruta nuestra pequeña cocinera probando recetas, tuvo a bien enviarle por WhatsApp un enlace a este pan. El panquemao, conocido en otros sitios como "Toña", en otros como "Mona", es un clásico de muchas cocinas del Levante y Murcia.  Cuando lo probé lo primero que pensé es que sabía a abuelos, a mi pueblo, a mi niñez, sabía a tiempo pasado. Lo llevé para que pudiéramos desayunar todos en la óptica el sábado y todos los que hemos vivido los inicios del Bollycao hemos coincidido en que sabe a los bollos

Érase una vez... Chuletas con tomate al curry.

No sé por donde empezar...bueno sí... por una dedicatoria. A mi carnicero. Reconozco que compro la carne en varios sitios. El pollo en un puesto del mercado, la ternera en otro, el cerdo...el cerdo... el día que quise hacer este plato me di cuenta de que no comemos casi cerdo, casi nunca compro y por tanto no soy fiel a nadie. Hasta hoy. Pasé por delante de la carnicería y vi que tenían unas preciosas chuletas de cerdo ibérico ya cortadas y recordé que tenía esta receta en "pendientes". Me acerqué y pedí que me pusiera las 6 más bonitas que viera porque eran para el blog y en lugar de darme las cortadas se fue a la cámara frigorífica y eligió la pieza más bonita. Hizo los precortes... y se fue a la sierra a cortar los huesos... y su dedo casi hasta el tendón. Salió corriendo diciendo:                                                "No te preocupes, no es nada" Al día siguiente me acerqué a preguntar qué tal estaba y allí seguía trabajando con la mano vend

Érase una vez....Bizcocho de los diez días

  Hace años escribí este cuento y lo tenía a la espera de publicar. Hoy es el día para hacerlo. Es para ti y para ella Selma. Érase una vez... en un tiempo bastante lejano una Cuentista que se topó con información sobre un bizcocho para el que se necesita que una persona te entregue la masa de arranque, la persona que lo recibe debe cuidar la masa y agregar ingredientes durante diez días. El décimo día te encuentras con 4 raciones como la original. Repartes tres y con la cuarta preparas tu bizcocho. Ese bizcocho recibe varios nombres: “Bizcocho del padre Pío”, “de las Hermanas descalzas Clarisas de Sevilla” o “el de los 10 días”. Que nadie se asuste con lo de los 10 días, realmente apenas hay que hacer nada durante ese tiempo. Y lo que son las cosas… una mañana se fue a tomar un café con dos de las madres del Reino, una de ellas es Selma. Selma no venía de muy buen humor ese día: “¡¡No te j… con mi madre, pues no va y me dice que quiere darme un bizcocho de

Érase una vez... un muffin de chocolate

Érase una vez… Una Cuentista que durante un tiempo mantuvo las ventanas de su cocina cerradas. Las ventanas estaban cerradas, pero el horno se abría y cerraba sin parar y los fogones ardían probando nuevas recetas, nuestra Cuentista seguía cocinando y buscando nuevos cachivaches con los que preparar delicias para los habitantes del reino. Hace unas semanas decidió abrir de nuevo las ventanas y permitir que el aire se llenara otra vez con el olor de los fogones. La receta que os traigo hoy es una receta robada en secreto. La horneaba una chica muy original en una cafetería tan original como la dueña, en la cafetería se preparaban unos deliciosos dulces caseros. Un día encargaron a la repostera que hiciera unas muffins para una fiesta. El día del encargo coincidió que nuestra Cuentista estaba con la repostera en su cocina y como algunas veces es un poco gamberra… se aprendió la receta “sin querer”. Pero un buen día la repostera se fue a un reino lejano y desde entonces d

Érase una vez... Ochíos de pimentón.

Érase una vez un pequeño zagal. Nació y pasó su niñez en un pequeño (pequenísimo) pueblo de los montes de Toledo a unos 60 kilómetros de Guadalupe, adonde iban caminando desde el pueblo las personas que hacían promesa a la Virgen. Allí pasó su niñez nuestro zagal caminando entre los pedregales cuidando de las ovejas, caminando para ir a los pueblos vecinos, caminando para ir a por agua a la fuente, caminando... caminando... caminando...  Y en camión se fue un buen día a Talavera de la Reina porque estaba muy lejos para ir caminando. El primer viaje que hicieron los padres de la Cuentista cuando se sacó el carné de conducir fue precisamente a este precioso Santuario. Muchas veces nos han contado en casa lo horrible que fue ese viaje con sus curvas y recurvas, por lo visto debe ser mejor llegar caminando.  Parte del ritual de la Romería de la Virgen de Guadalupe son los ochíos con pimentón salado, rellenos de atún solo o con tomate. Y aquí los traigo para todos vosot