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Mostrando entradas de 2014

Érase una vez... Supergalleta gigante.

Érase una vez una galleta súper gigante que buscaba un dueño… Era un dulce muy exigente y necesitaba a alguien especial. Desde siempre había pensado que no servía cualquier persona, por lo que durante mucho tiempo buscó y buscó y nada encontró. Hasta que un buen día, a finales de octubre, se encontró con una galleta de JackSkellinton . Por lo visto, a principios de noviembre muchas personas celebran una fiesta que se llama Halloween y en las casas se preparan galletas terroríficas, por lo que Jack había salido de paseo. Hablando con esa terrorífica galleta… se enteró de que existe un Reino de cuentos en el que vive una Cuentista que, aunque no celebra Halloween, conoce muchos seres y personajes mágicos. Por lo visto vive en un reino repleto de hadas, ogros y elfos. La galleta Skellington le dijo: -           ¿Por qué no te acercas a hablar con la Cuentista ? Seguramente ella conozca algún personaje que sea adecuado para tu tamaño… Ni corta ni perezosa y pensa

Érase una vez... un cucurucho de castañas.

Érase una vez una Cuentista que no sabía qué hacer. Un día como hoy, otro 17 de octubre de hace unos cuantos años, nació una niña morena de grandes ojos negros.  Es viernes, no toca receta... pero no es un día cualquiera en mi mundo de cuentos.  H oy es el cumpleaños de la madre Cuentacuentos y llevo días pensando en poner una receta (aunque no toque), una de sus películas favoritas, o una entrada normal de viernes sobre cocina, la posibilidad que más fuerza tenía ayer era la de no poner nada.  Y al final ha ganado un sentimiento. Voy a compartir con todos vosotros unas castañas asadas, mejor dicho... el sentimiento que provocan en la Cuentista el olor de las castañas asadas. Érase una vez una Cuentista que vivía en un mundo de cuentos. Un buen día, con el otoño, llegó a su reino un pequeño precioso, de sonrisa gamberra y ojos expresivos. El otoño siempre fue su estación del año favorita, cuando llega el viento soplando fuerte, agitando las hojas de los

Érase una vez...Almejas en su jugo

Érase una vez un pequeño pastor que vivía y cuidaba de las ovejas en un pueblo de los Montes de Toledo. Su familia era muy humilde y la vida en un pueblo tan escondido no daba para tener una dieta variada, muchos alimentos no llegaban a un rincón tan recóndito. Con el tiempo la familia quiso mejorar su calidad de vida y escaparon al mejor pueblo de la provincia: Talavera de la Reina. Años más tarde el pastor conocería allí a la reina de Talavera, la que ocupó su corazón y su vida, una tal “madre Cuentacuentos”. … Pero esa es otra historia… De momento nos quedaremos con su llegada a Talavera y con todas las cosas que conoció en esa nueva vida, algunas tan básicas como los alimentos del mar, algo que nunca había probado. Entre ellos el marisco. Acostumbrado a comer pocas carnes, algunos huevos y los cereales y legumbres del campo, se enamoró del marisco al primer bocado y ese amor (al igual que el que siente por la reina de Talavera de la Reina) también perdur

Érase una vez... el curry

Hoy es viernes y ya sabéis que no toca cuento, vuelvo a los viernes de "de todo un poco" y me he decidido por una de "escuela de cocina". Dentro de unas semanas prepararé la receta de un curry indio y antes de hacerlo necesitaba compartir con todos vosotros lo que es. Normalmente todos pensamos que el curry es ese condimento de color ocre que compramos en bote, o al peso, en algunas tiendas y que llegó a Europa en el siglo XIX de mano de los ingleses. Cierto es, que esa mezcla de especias se comercializó fuera de la India con el nombre de curry, pero allí el curry es algo completamente diferente. En la India, la mezcla de especias secas y molidas se llama Garam Masala y aunque la base suele contener algunas especias comunes... cada casa tiene la suya propia que pasa de madres a hijas sucesivamente. Curry en realidad significa "salsa" y es un término que sirve para nombrar numerosos platos más o menos caldosos de carne, de pescado y

Érase una vez... Cochinita pibil.

Érase una vez una Cuentista que estaba en deuda con un hada. Cuando nuestro Reino fue creado, la Cuentista recibió un buen día la visita de un personaje que vivía en un Reino vecino en el que se manejaban la Ciencia y los experimentos, su nombre era Seoane y con su magia se transformó en  hada. En una de las visitas, la Cuentista le pidió una receta para poder escribir un cuento para ella. El hada contestó que no sabía si iba a poder ofrecer una, por lo visto no era una gran amante de la cocina y reconocía que muchas veces preparaba cualquier cosa para cenar o tiraba de “burritos mejicanos”. Así empezó todo... Nuestra pequeña cuentista decidió aprender a preparar auténticos “burritos” para poder escribir un cuento a Seoane y, como es más terca que una mula de tiro, se metió de lleno en el maravilloso mundo de la comida mexicana. Ni corta ni perezosa, quiso aprender a hacer las tortillas (dentro de poco os las prepararé) y buscó las verdaderas r

Érase una vez... Costillar de cerdo al horno.

Reabro “Cuentos de sal y pimienta” después de las vacaciones de verano con la otra parte de la madre Cuentacuentos. Érase una vez un padre que se iba a trabajar por las noches y dejaba a sus dos hijitos acostados en su cama… deseando escuchar los cuentos de su mamá mientras se dormían. Y es imposible hablar del marido Cuentacuentos y pasar por alto su pueblo y las historias que salen de ahí, toda mi niñez está unida a esas calles porque he pasado muchos veranos “a la verano azul”  en él. EL PRIMER CUENTO Érase una vez un niño que nació y vivió los primeros años de su vida en un pueblo muy pequeñito de Toledo. Cuenta la leyenda que el nombre del pueblo se debe a un moro que vivió por aquellos lares y tenía por nombre Alejo. Las Navas del moro Alejo y la manía que tenemos en Toledo de acortar las sílabas hicieron que “Las navas del moro Alejo” se convirtiera con el paso del tiempo en Navalmoralejo. El pueblo está metido entre los montes de Toledo, rodeado de

Érase una vez... Patatas de triple fritura

Bueno… puede parecer que unas patatas fritas no necesitan receta y que no son merecedoras de un cuento. Puede parecer que no tienen nada de especial. Os equivocáis. Érase una vez una joven Cuentista, que vivía en la tranquilidad de su Reino. La muy ilusa estaba convencida de que jamás tendría hijos porque su instinto maternal era completamente nulo, estaba atrofiado. Tenía un dicho : Me considero una persona feliz y afortunada en la vida y aun así sufro y paso penas. No quiero tener un peque y que en el mejor de los casos y siendo tan afortunado como yo, tenga que pasar dolores, desamores y los sufrimientos inevitables que conlleva vivir… Hay que ser muy responsable y educar a un hijo es complicadísimo. Era tan responsable  y madura que se creía sus palabras. Se sentía en posesión de la verdad. Pero transcurrieron los años, muchos años que trajeron grandes cambios… el mayor de todos ellos fue que un día Ismael llegó a su Reino. Y desde entonces su vida se co
Hoy cierro el primer ciclo de "Cuentos de sal y pimienta"... Lo que con patatas empieza, con patatas acaba. Y lo hago con un broche de oro. La receta de los dos hermanos Cuentistas, su comida favorita desde la niñez, las patatas con pollo de los sábados. Me he pensado mucho poner esta receta porque es de familia, de nuestra casa, una receta sencilla y barata que nos ha acompañado a lo largo de nuestra vida y que sigue guardando el alma de mi madre y a su vez de la suya.  Estas patatas son a los hermanos Cuentistas lo que las "patatas en to crudo" son a la madre Cuentacuentos. Cedo la palabra a mi hermano, mi almohada... La persona que durante toda mi vida se ha tragado mis lágrimas, me ha protegido de los miedos y ha permanecido callado acariciando mi cara por las noches cuando lo he necesitado.  No se me ocurre mejor broche, un cuento del otro Cuentista, una receta sencilla de familia preparada por él para mí.  La foto está hecha por mí

Érase una vez.... Tarta de queso

Érase una vez una familia de Cuentistas que vivía en Madrid y cuando tenía tiempo libre cogía carretera y manta y se iban a Cantabria a descansar del ruido, el tráfico y los agobios de Madrid. Hace años, la mamá Cuentacuentos compró una pequeña casita en Luena, la restauró y aunque al principio tenía pocas comodidades (mas bien ninguna) los hijos Cuentistas subían con sus amigos a disfrutar del silencio, los árboles y el verde. Recuerdo perfectamente un fin de semana de invierno sin luz y sin calefacción. Hacía tanto frío que para intentar dormir se arroparon con todas las mantas, abrigos, bufandas y todo “lo de tela” que encontraron por la casa, utilizaron hasta las servilletas de cocina. Durmieron poco ya que solo podían dejar fuera de la montaña de ropa la parte de la cabeza que llega hasta la nariz y eso porque suele ser necesaria para respirar. Ahora la casa tiene luz, demos gracias a las compañías eléctricas por algo, no todo van a ser críticas hacia ellas…

Érase una vez... Agua de tomate

"Pica en la lengua mami". Esas fueron las palabras que dijo el hijo de la Cuentista el día que el agua de tomate tocó su lengua por primera vez. "Son las segundas mami". Esas fueron las palabras que dijo el hijo de la Cuentista unos días después cuando colocó por orden de preferencias sus platos favoritos. Que son, en estricto orden de mejor a menos mejor: Un plato de patatas fritas. El agua de tomate. Una bolsa de "fantasmicos". Alguna vez nuestra Cuentista ha comentado lo absurdamente terca y cabezota que es. Pues bien, el agua de tomate es una de las recetas que más quebrantos le ha costado, ha tenido que tirar de Pablo, Seoane y de todas las personas que conoce que tienen mucha conexión con la física y los experimentos. Y lo peor de todo es que se ha tenido que rendir. Ha conseguido hacer la receta de una manera fácil… pero no es la que quería. Con el cambio hemos ganado todos, pero su tozudez y orgullo han perdi

Érase una vez... El brownie.

En un tiempo muy, muy lejano… existía una Cuentista. Sus padres acababan de comprar un microondas, un aparato eléctrico que, por lo visto y haciendo uso de algún tipo de embrujo o sortilegio, calentaba los alimentos en un tiempo  increíblemente  corto. Dicho aparato traía en la caja un libro de recetas para cocinar. Nuestra pequeña Cuentista no sentía ningún interés por la cocina en aquellos tiempos, pero una receta llamó su atención: Un brownie. Ni corta ni perezosa pidió a la madre Cuentacuentos que comprara los ingredientes y se puso a ello. Sencillo, limpio y delicioso. Lo repitió varias veces y todas quedaron perfectas…  Un buen brownie debe quedar crujiente en la corteza y “jugoso en el centro”, jamás debe parecer un bizcocho seco de chocolate con nueces. Con la magia de las ondas del aparato y esa receta siempre quedaba perfecto. Pero el interés de nuestra Cuentista decayó. El tiempo siguió su curso. Pasaron los años, el aparato se rompió y fue sustituid